QUÉ HACER HOY EN BARCELONA

'Punt de no retorn': ¿cómo vivir sabiendo que no hay un futuro?

3w0a0133

3w0a0133 / periodico

Eduardo de Vicente

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los líderes mundiales se reúnen, como de costumbre, para celebrar una de sus habituales cumbres mientras suena el Himno de la alegría de Beethoven. Esconden un gran secreto, se enfrentan a la crisis más importante de la historia, pero están más preocupados por hacerse la foto de rigor para darse autobombo y comerse los canapés. De pronto, surge el pánico: se ha hecho público. El presidente de Lituania ha dado a conocer que el cambio climático ya es una realidad y el mundo ha entrado en una cuenta atrás para extinguirse y, a continuación, se ha suicidado.

Este es el prólogo de un interesante montaje, Punt de no retorn, que puede verse solo hasta el domingo en el Teatre Eòlia escrito por Jan Vilanova (hiSTÒRIA, Así bailan las putas) y dirigido por Ferran Utzet (Sopa de pollastre amb ordi, Dansa d’agost). Cuentan con la complicidad de ocho jóvenes actores (Aina Balasch, Pol Forment, Mireia Fowler, Albert Miró, Maria Ràfales, Albert Roig, Adriana Terraza y Maria Vives) que están continuamente en escena, aparecen con mascarillas y vestidos con bolsas de basuras (como tuvieron que hacer muchos sanitarios al inicio de la crisis actual por falta de medios) como para recordarnos que no es totalmente una ficción.

¿Y si no hubiera un mañana…?

¿Qué ocurriría si el fin del mundo fuera una realidad? ¿Cómo reaccionaríamos al saber que no hay futuro? En estos tiempos inciertos no está nada mal que alguien haga una reflexión al respecto y, por eso, el autor, lo sitúa una Barcelona indeterminada y muestra a una serie de personajes y sus respectivas actitudes frente a una vida sin mañana. Empieza por una familia, ¿qué relación les espera en el tiempo que queda?, pero también afecta al ámbito laboral o a los secretos inconfesables. Es el momento de desvelar a la persona amada lo que sentimos. Es ahora o nunca.

La juventud se desmadra en las discotecas (al menos en esa situación no han cerrado los locales de ocio nocturno), el sexo es más fácil aunque también puede tener consecuencias inesperadas mientras hay gente descansando tranquilamente en la playa que piensa que los políticos y los expertos lo solucionarán ¿no? (la experiencia reciente nos permite aventurar lo que podemos esperar de ellos) y hay quien niega la realidad o duda a la hora de tomar decisiones.

Un resquicio para la esperanza

La gente se pierde el respeto. Unos fingen que todo va bien y otros creen que hay que matar para sobrevivir. Los hay que van al supermercado y los vacían para acumular alimentos (curiosamente no compran papel higiénico) o juegan a las sillas mientras suena la sintonía de Hawai 5-0 y los que quedan eliminados fingen morir sobreactuados. El Carmina Burana de Carl Orff les sirve para reflexionar sobre la muerte pero el desenlace, con Singin’ in the rain abre una puerta a la esperanza.

Hay cuentos, canciones, coreografías y mucha movilidad. En poco más de una hora se muestran toda una serie de reacciones extremas a una situación límite con bastantes elementos en común con lo que estamos viviendo actualmente. Es un texto arriesgado y valiente (esperemos que no sea premonitorio) que pretende ponernos un espejo enfrente y mirar cómo actuaríamos en ese contexto (la experiencia reciente nos demuestra que menos positivamente de lo que imaginábamos). Enciende una alarma para que nos replanteemos un mañana sin futuro, cuidemos nuestro entorno antes de que sea demasiado tarde y, en el fondo, lo que también pretende es que nos demos cuenta de la suerte que tenemos cada día de seguir en este mundo y lo aprovechemos al máximo antes de que lleguemos a un evitable… punto sin retorno.