CRÍTICA DE CINE
'Verano del 85': in between days
La nueva películas de François Ozon acontece en el preciso momento en el que la famosa canción de The Cure saltó a las ondas y su encaje con las imágenes es extraordinario
Quim Casas
Periodista y crítico de cine
Profesor de Comunicación Audiovisual en Universidad Pompeu Fabra y docente en ESCAC, FX, Cátedra de Cine de Valladolid y Museu del Cinema de Girona. Autor de diversos libros sobre David Lynch, David Cronenberg, Jim Jarmusch, Fritz Lang, John Ford y Clint Eastwood. Miembro del Comité de Selección del Festival de Cine de San Sebastián.
Quim Casas
El 15 de julio de 1985 salía al mercado un disco sencillo de The Cure con la canción 'In between days', perteneciente al álbum 'The head of the door'. Es uno de los temas más conocidos y reconocibles de la línea más efusivamente pop de la banda de Robert Smith. Su encaje entre las imágenes de la última película de François Ozon es extraordinario. La canción no define el filme, pero el filme no sería lo mismo sin la canción.
La acción de 'Verano del 85' acontece en el momento preciso en el que 'In between days' saltaba a las ondas, llegaba a las tiendas de discos y escalaba posiciones en las listas de éxitos. En ese mes de agosto de hace 35 años acontece la relación entre un adolescente de 16 años y un chico algo mayor que él, en una localidad tan luminosa como aburrida en la costa de Normandía. La deliciosa sonoridad de la canción de los Cure da alas a la historia y a los personajes. Es un tema que se queda flotando en el ambiente durante todo el metraje.
Es un drama con algunos elementos de comedia, dos de los géneros en los que mejor se mueve el polifacético Ozon. Su anterior largometraje, 'Gracias a Dios', buceaba en la temática del abuso sexual cometido por sacerdotes. El anterior, 'El amante doble', indagaba en una obsesión psicológica y una doble identidad. Y el anterior a este, 'Frantz', evocaba en blanco y negro un relato pacifista ambientado en la primera guerra mundial realizado por Ernst Lubitsch. Y el anterior… Ningún filme de Ozon se parece al que le precede y al que le sigue, y aún así, con temáticas y estilos diversos, forman una filmografía homogénea en un director que rueda y rueda sin parar.
Quizá no sea el mejor Ozon posible, pero se le acerca. Juega bien con la idea de la anticipación para que un enigma recorra las imágenes durante buena parte del metraje, la textura fotográfica es notable (sobre todo en las escenas en la playa y en alta mar), los actores están francamente bien, la exploración de la dicha es mejor que la de la desdicha y, a pesar de que la historia tenga tintes dramáticos, hay algo muy animoso en el filme, una exaltación de la felicidad cuando se alcanza, aunque dure poco. El papel de la muchacha que se entromete en la relación entre los dos chicos es
más residual, no así el de la madre de uno de ellos, extravertida e histriónica a la par, y el de los padres del otro, que cohíben su existencia en el momento justo en el que todo comienza a explotar.
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