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Celebrar el centenario de Eric Rohmer repasando su filmografía

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Eduardo de Vicente

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Hoy se cumplen 100 años del nacimiento de uno de los grandes nombres del cine, el francés Eric Rohmer, que fue uno de los miembros más destacados de la Nouvelle Vague cuya filmografía se nutrió de múltiples películas sobre la amistad y el amor con interpretaciones muy frescas y espontáneas, por lo que es necesario verlas en versión original subtitulada ya que, si no, pierden toda su gracia y encanto. Los aficionados al cine independiente y de autor ya saben que la mejor plataforma para ellos es Filmin, en la que podemos hacer un completísimo ciclo con sus obras.

Su primer ciclo: 'Cuentos morales'

Nos permiten descubrir su opera prima, El signo de Leo 1962), sobre un músico bohemio que sobrevive como puede en París hasta que descubre que su tía ha fallecido y espera recibir una buena herencia por lo que celebra una fiesta con sus amigos. Éste fue el preámbulo a la primera de sus series de películas, Seis cuentos morales, que planteó como una colección de novelas y que hablan sobre los amores y desamores de distintos personajes. La mayoría de ellos fueron filmados por el director de fotografía barcelonés Nestor Almendros que, posteriormente, emigraría a EEUU y conseguiría un Oscar por Días del cielo. Tras dos mediometrajes (La panadera de Monceau y La carrera de Suzanne) no incluidos en la plataforma, la inició con La coleccionista (1967), en la que cuenta la atracción que siente un galerista de arte por una joven que parece coleccionar amantes.

Mi noche con Maud (1969) retrata el breve encuentro entre un ingeniero católico y una divorciada con la que pasará la noche y que hará que todo su mundo se tambalee, mientras que, en La rodilla de Claire (1970), un diplomático francés, de vacaciones junto a un lago, se encuentra con una amiga novelista. Conoce a dos chicas, y una de ellas le fascinará hasta llevarle a la obsesión. Concluyó este ciclo con El amor después del mediodía(1972), en la que un hombre casado que está esperando su segundo hijo empieza a mantener una estrecha relación con la antigua novia de un amigo.

Siete 'Comedias y proverbios'

Entre una y otra serie, el realizador hizo un paréntesis con una producción histórica, La marquesa de O (1976), un drama ambientado en la Italia de principios del siglo XIX. La protagonista es una marquesa viuda que sufre un intento de violación por parte de las tropas rusas, pero un conde la salva. Meses después comprueba que está embarazada, sin que recuerde haber tenido contacto con ningún hombre. El título de su nueva serie de filmes era Comedias y proverbios, siete historias entrañables protagonizadas casi siempre por mujeres en busca de amor. Películas refrescantes, cotidianas y espontáneas donde el diálogo se convierte en un elemento primordial. Los enredos y las escenas románticas se suceden pero sin perder nunca el buen humor.

Empezó con La mujer del aviador (1981), sobre un joven que sospecha que su novia se está viendo con un piloto y la espía con la ayuda de una quinceañera. La buena boda (1982) se ocupa de una mujer que abandona a su amante, casado y con hijos, y está decidida a todo para que un abogado le pida el matrimonio. Una adolescente protagoniza Pauline en la playa (1983), quien, durante un verano en la costa de Normandía, será testigo de los avatares románticos de su tía y también descubrirá el amor.

El siguiente título fue Las noches de la luna llena (1984) en la que una joven siente la necesidad de tener un espacio propio al margen de su posesivo novio y alquila un apartamento en París donde tiene varias aventuras pero descubre que ninguna le convence. El rayo verde (1986) fue uno de sus éxitos comerciales y versa sobre una secretaria parisina deprimida que no puede olvidar a su última pareja por lo que decide viajar sin rumbo para superar la depresión en busca del rayo verde que describió Julio Verne. Finalmente, El amigo de mi amiga (1987), es tan divertida como deliciosa, un enredo amoroso a cuatro bandas entre dos parejas de jóvenes amigos.

Un cuento para cada estación del año

La última de sus sagas fue Cuentos de las cuatro estaciones que seguía con las mismas características de las anteriores y abordaba las relaciones humanas centradas en el amor y el engaño. En Cuento de primavera (1990), una profesora de Filosofía es invitada por una amiga a pasar unos días en su casa en el campo. Pero también aparecerá por allí el padre de la chica y su nueva novia, a quien ella no soporta, y hará todo lo posible para que su progenitor se enamore de su compañera. Cuento de invierno (1992) se centra en una mujer que se debate entre un peluquero y un librero, pero tiene miedo a comprometerse porque aún espera reencontrarse con un hombre con el que mantuvo un apasionado romance pero le perdió la pista.

La luminosa Cuento de verano (1996) se ocupa de un estudiante de Matemáticas que pasa unas vacaciones estivales en la costa donde espera a una joven que le lleva de cabeza. Durante la espera otras chicas llamarán su atención y le harán dudar sus sentimientos. Para acabar, Cuento de otoño (1998) narra los desvelos de una mujer para encontrar una pareja a su mejor amiga, una viticultora que se ha quedado sola tras independizarse sus hijos. Un ciclo para repasar la filmografía de un cineasta que en el crepúsculo de su carrera, con una edad ya muy avanzada, supo retratar los problemas y amores juveniles como si aún fuera un adolescente.