CRÍTICA DE CINE

'La canción de los nombres olvidados': una melodía desafinada

Estrenos de la semana. Tráiler de 'La canción de los nombres olvidados'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'La canción de los nombres olvidados'. / periodico

Nando Salvà

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El nuevo trabajo de François Girard acompaña a Martin (Tim Roth), un investigador aficionado que intenta descubrir qué fue de su amigo de la infancia, un violinista judío que desapareció décadas atrás cuando estaba a punto de dar su primer recital; y por tanto podría ser descrita como una historia de detectives de no ser porque en ella no hay pesquisas sino apenas una serie de encuentros casuales y afortunados cuyo objetivo es proveer de contexto a una serie de 'flashbacks' y allanar el camino hacia una reconciliación supuestamente climática.

Mientras combina presente y pasado para mostrar cómo se formó la citada amistad, la película acumula un puñado de momentos emocionalmente intensos, como un duelo de violines en un refugio antiaéreo o una reunión que desata sentimientos demasiado tiempo latentes. Sin embargo, a lo largo del metraje la relación central se muestra inerte e incapaz de generar empatía, y no nos ofrece ninguna reflexión de relieve sobre sus asuntos de cabecera -la pérdida, el abandono, la religión, la música, el Holocausto- sino solo observaciones vanas y gestos vacíos. Y la película en su conjunto aqueja una apatía dramática similar, porque su trama está llena de inconsistencias, las revelaciones que la vehiculan son obviedades y su misterio no es realmente un misterio. Para cuando llega el reencuentro entre los protagonistas, no quedan justificados ni los esfuerzos de Martin por provocarlo ni el tiempo y la paciencia invertidos por el espectador.