FESTIVAL FOTOGRÁFICO

El esperpento turístico barcelonés llega a la meca del fotoperiodismo

Tomàs Abella exhibe en Visa pour l'Image, en Perpinyà, sus imágenes sobre los efectos del turismo de masas en la ciudad

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Mauricio Bernal

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Puede que no fuera sino cuestión de tiempo que la masificación turística de Barcelona acabara siendo tema del festival de fotoperiodismo más importante del mundo. El momento ha llegado: el proyecto que emprendió hace cinco años el fotógrafo barcelonés Tomàs Abella –que emprendió, de hecho, cuando se vio él mismo atropellado por el caos: el edificio de Gràcia donde ha vivido 35 años se llenó de pisos turísticos– formará parte de las Soirées de Projections que el Festival Internacional Visa pour l’Image reserva para los temas de rotunda actualidad. Ocurren cosas en el mundo y las documentan los fotógrafos; exponen, los que pasan la criba, en Perpinyà. El festival ha decidido que en Barcelona ocurre algo sustancial.

Abella ha prestado especial atención al impacto del fenómeno sobre los vecinos de una ciudad pequeña

"Parecía un fenómeno imparable, así que decidí meterme en profundidad para documentarlo y analizarlo", cuenta Abella, fotógrafo 'free lance' con pasado de reportero gráfico en 'El Observador' y el 'Diari de Barcelona', un trotamundos entre cuyos trabajos figuran la caída de la revolución sandinista, el declive de la guerrilla salvadoreña y los estragos del huracán 'Mitch' en Nicaragua. 'I love Barcelona. Turismo de masas' supone su segunda participación en el festival después de exponer su trabajo sobre la inmigración en España hace tres lustros, en el 2004. Aunque se trata, y así lo reconoce, de un proyecto en marcha ("es un fenómeno activo y estoy atento a su evolución"), Abella ha dado por terminada la "fase esencial" para pasar a la de divulgación. Perpinyà parece el escenario ideal para empezar.

Abella pone en imágenes los problemas que el barcelonés medio reconoce como rutinarios: la invasión del espacio público, el ruido, la desaparición de los comercios tradicionales, la gentrificación. "Mi planteamiento es –explica– el impacto que tiene el turismo de masas en los vecinos de una ciudad tan pequeña como la nuestra". Su visión de las cosas, como vecino afectado y fotógrafo que documenta el fenómeno, es todo menos complaciente. "Creo que se trata de un problema de salud pública. Los cruceros contaminan el medio ambiente, aumenta al tráfico rodado por el exceso de autobuses, autocares, vehículos de alquiler… Hay problemas de ruido que generan estrés, los vecinos son expulsados del barrio para construir hoteles, pululan los pisos turísticos, cierran los comercios de siempre, el entorno cambia constantemente, la calle está tomada por patinetes… Es de salud pública porque todo esto le crea al vecino una gran angustia. Acabas siendo una atracción más". Abella subraya que todas las imágenes han sido tomadas en el espacio público, porque, dice, "uno de los fenómenos asociados al turismo de masas es la ocupación del espacio público".

Imágenes familiares

Cualquier barcelonés con un mínimo de tiempo en la ciudad encontrará familiares las imágenes de Abella: hordas aquí y allá, despedidas de soltera con la correspondiente parafernalia, mojitos en la playa, ridiculez turística impúdica y esperpéntica. Pero, como ya se dijo, hay una atención especial al vecino: la señora mayor que intenta abrirse paso entre una selva de montaraces, la mujer con el cochecito abocada a salvar una barrera de autocares para cruzar la calle, el señor mayor estupefacto ante una clara agresión con florete de selfi. Hay fotografías hechas para reflejar el hartazgo de los barceloneses –de manifestaciones contra el turismo, por ejemplo–, y fotos que retratan la miseria de los que están al margen del festín –de gente hurgando en la basura, por ejemplo–. "Al principio empezó como un divertimento. Luego, cuando asistía a desahucios de gente que tenía que dejar su piso porque le subían un 400% el alquiler, el divertimento se convirtió en enfado. Y hubo una tercera fase, la del miedo, porque descubrí que en algunas zonas se palpa un ambiente agresivo, la sensación de que puede pasar cualquier cosa en cualquier momento".

Sus fotografías reflejan la realidad en los distritos más perjudicados: Gràcia, Sants-Montjuïc, Ciutat Vella y el Eixample

Las fotos de Abella reflejan la situación en los que pasan por ser los distritos más perjudicados por el turismo: Ciutat Vella, Eixample, Gràcia y Sants-Montjuïc. Como proyecto tiene el sello de lo personal, ya lo dice su condición de empresa de largo aliento, y el hecho de que le ha dedicado todo el tiempo libre que le dejaban otros trabajos; pero más que nada, que Abella es una víctima más del fenómeno. "Tengo la suerte de tener una renta antigua, pero estoy loco por irme", dice, con una cara que, fotografiada, podría formar parte de la muestra. La entrevista tiene lugar a mediados de agosto, cuando Abella ha pasado los suficientes días en la ciudad como para sentir en su versión apremiante la necesidad de escapar a la montaña; teniendo en cuenta que amenazaban las fiestas de Gràcia, de poner pies en polvorosa. "Mi barrio, mi calle, mi edificio, todo ha cambiado. De 12 pisos que hay en la finca ahora 10 son de población flotante. No conozco a mis vecinos. En el 2017 llegaron 30 millones de turistas a Barcelona. ¿Cuál es el tope? Muchos barrios se han vuelto inhabitables. No estoy en contra del turismo, me gusta viajar, me gusta que me visiten y conozcan mi ciudad, pero estamos hablando de otra cosa".

Yemen, Irak, Venezuela...

Visa pour l’Image no es otra cosa que el principal altavoz de la actualidad fotografiada: que la masificación turística barcelonesa se exhiba en Perpinyà es por lo menos un síntoma. Entre los temas que forman parte de esta 31ª edición, bien en formato de exposición, bien en formato de proyección, figuran las protestas de los chalecos amarillos en Francia, la violencia en Venezuela, el colapso del Estado Islámico en Irak, la crisis de Yemen y la caravana de inmigrantes en Centroamérica, entre otros. "El objetivo del fotoperiodista –dice Abella– es reflexionar sobre nuestro mundo, y este es un tema importante de nuestro mundo. Creo que hay una preocupación generalizada por cómo se va a gestionar esta nueva industria del siglo XXI, que no solo afecta a Barcelona sino a muchas otras ciudades". A través de las fotos de Abella no habla solo Abella: si uno mira bien, y escucha bien, puede oír el encendido rumor de un montón de barceloneses cabreados.

Conflictos y medio ambiente

Más de 1.250 fotografías serán expuestas en el marco de la 31ª edición de Visa pour l’Image, el gran festival de fotoperiodismo que este año rendirá un homenaje especial al <strong>reportero de guerra Patrick Chauvel.</strong> El fotógrafo francés celebra 50 años de actividad profesional con una mochila de conflictos a cuestas que incluye <strong>Vietnam, Mozambique, Camboya, Líbano, El Salvador,</strong> Afganistán, Colombia y Chechenia, entre muchos otros. Los organizadores esperan que unas 200.000 personas pasen por las 24 exposiciones y las veladas de proyección.