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'Miralls i Miratges': el Condal ofrece el concierto más mágico de Love of Lesbian

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Eduardo de Vicente

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Los conciertos de los grandes grupos o cantantes del siglo XXI acostumbran a ser espectáculos impresionantes repletos de luces, colores, explosiones, confeti y momentos impactantes que, en muchos momentos, pueden recordar a una película de efectos especiales. Frente a tanto ruido y (en muchos casos) pocas nueces, Love of Lesbian ha optado por todo lo contrario para su Miralls i miratges, el minimalismo pero con un delicioso toque estético y poético. Miralls i miratges, Ya no es solo el montaje de Santi Balmes y los suyos, porque Guillem Albà lo ha llevado a otro terreno, el fantástico.

No es solo un concierto ni podríamos denominarlo tampoco una obra de teatro. Ellos lo definen como un “concierto teatralizado” y es que añaden a las canciones elementos complementarios que deslumbran con sencillez y dan un significado adicional a sus temas. Cuando se abre el telón, el escenario está ocupado por la banda rodeada de una serie de cajas. Nos encontramos en un almacén mágico donde todo puede suceder.

Elementos mágicos circenses

A lo largo de la función se sucederán las sorpresas: el hombre de las cerillas, un extraño anciano, dos misteriosos siameses vestidos de etiqueta, una jaula iluminada, unas sombras chinescas, un hombre extrae humo por las mangas de su abrigo, una gigantesca bomba de plástico, una enorme bolsa transparente en la que se introduce el cantante, títeres, una especie de coche, unos cajas de cartón iluminadas que parecen edificios… Música, danza, teatro, circo… ¡qué más da la definición! El caso es que se trata de un showa partir de objetos simples.

Aunque no suenen todos sus “grandes éxitos”, como algunos pueden esperar, los espectadores no se van a quedar con ganas, ya que el repertorio es generoso, con temas de su último trabajo, El poeta Halley,  pero también otros más antiguos y que no suelen interpretar en los conciertos y dura aproximadamente unas dos horas y cuarto (eso si Balmes, que improvisa a menudo frente al público, está contenido). Y es que aunque las canciones sean en castellano, cuando se dirige a la platea cambia al catalán y opina sobre cuanto se le antoja, bromea sobre la política, la vida, explica cómo surgieron sus temas o los barbarismos lingüísticos que le reprocha su hija.

Un concierto íntimo... para mucha gente

Otro aspecto muy conseguido es la proximidad. No se representa en un macroestadio para conciertos, sino en un teatro, el Onyric-Condal, con capacidad suficiente pero más reducida. El tono en el que Balmes dialoga con el público, sus frecuentes irrupciones en la platea (incluso canta un tema sin amplificación alguna entre butacas, impresionante) hacen que no solo las primeras filas puedan sentirse protagonistas, ya que se pasea entre sus fans con naturalidad y cercanía. Y, claro, hace que sus fieles le acompañen cantando con él. No, no es un concierto íntimo por lo que respecta al número de butacas, pero es lo más parecido en función del aforo.

Pese a la eterna recomendación inicial de que no se utilicen los móviles para grabar, basta repasar la platea en cualquier momento para comprobar que casi nadie ha hecho caso. Eso sí, cuando el cantante les da su permiso para que lo usen (siempre y cuando no utilicen el flash) parece disminuir la frecuencia de aparatos encendidos. ¿Curioso, no? Da la impresión de que si ya no está prohibido no tiene tanta gracia… Algún día aprenderemos que es mucho más útil disfrutar de los espectáculos que perder visibilidad haciendo una grabación casera chapucera que no servirá para nada.

Un espectáculo imaginativo e hipnótico

A la salida te da la impresión de haber despertado de un sueño, de volver a la vida real tras haber estado un par de horas en una nube de la que no te quieres apear. Escenas surrealistas, oníricas, fantasiosas que te han transportado a un mundo imaginario del que cuesta escapar. Quizás no sabremos definirlo porque ninguna etiqueta se le ajusta pero lo que queda claro es que es imaginativo, sorprendente e hipnótico. La combinación de Balmes y Albà tiene un punto de locura y fantasía que seduce… Ahora solo nos falta saber cuál de los dos es el “mirall” y cuál el “miratge”…