SEGUNDA EDICIÓN DE LA CITA

Festival Telefèric: el kilómetro cero musical

La muestra, con un cartel de artistas como Roger Mas, Maika Makovski y Los Hermanos Cubero, tiene como misión "dinamizar" el área del Barcelonès Nord y el Maresme

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Jordi Bianciotto

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El área costera que se extiende entre el Barcelonès Nord y el Maresme, tradicionalmente poco partícipe de la ‘festivalitis’ general, cuenta desde el año pasado con una cita que va ganando cuerpo: el Telefèric, que en su segunda edición pasa de los siete a los nueve conciertos con la misión de “dinamizar la zona con propuestas autóctonas de pop, rock, canción y rumba”, destaca su director artístico, Albert Gil, componente de Brighton 64.

Roger Mas abre este viernes el programa en Sarau 08911, discoteca de Badalona que acogerá también a Quimi Portet (30 de abril), Maika Makovski (3 de mayo) y Azucarillo Kings (4). Es el mayor escenario del festival, con un aforo para 800 personas. En el restaurante y chiringuito La Donzella de la Costa, también en Badalona y a pie de playa, actuarán Los Hermanos Cubero (28 de abril), Oriol Tramvia (1 de mayo) y Diego Cortés (5 de mayo). Actuaciones estas de pequeño formato (un máximo de 200 asistentes) y en horario de tarde, como las que acogerá el Panoràmic, en Montgat: Brighton 64 (27 de abril) y Caïm Riba (4 de mayo). Los tres locales se reparten la organización del festival.

Sin dinero público

El Telefèric ofrece precios muy populares: 13,16 euros para los conciertos en Sarau 08911 y 8,10 euros para los demás (todos, con consumición incluida), así como una actuación gratuïta, la de Tramvia. Siendo una iniciativa privada, “sin aportaciones de dinero público”, ¿cómo salen los números?. “Ahora la prioridad es posicionar tanto las salas como el festival, que se descubra el Telefèric desde Barcelona y el Maresme”, argumenta Albert Gil, que lleva un tiempo ejerciendo de programador en La Donzella de la Costa.  

En un plano artístico, la muestra se propone “promover" el kilómetro cero musical "en una línea pop abierta y sin manías con las lenguas”, precisa Albert Gil, un veterano de la profesión musical que ahora, en su función de programador, se manifiesta asombrado con las pretensiones económicas de algunos colegas del gremio, inasumibles por el festival. “Hay cachés exagerados, ¡y te dicen que pidas ayudas a la Generalitat para que los financies!”, se sorprende. “Yo no soy de ‘eixe món’”.