ESTRENO

José Sacristán: "En el fondo soy una tonadillera frustrada"

El actor debuta en el Romea encarnando al álter ego de Miguel Delibes en 'Señora de rojo sobre fondo gris'

ICULT JOSE  SACRISTAN

ICULT JOSE SACRISTAN / periodico

Marta Cervera

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Pese a una dilatada carrera de más de 60 años, José Sacristán (Chichón, Madrid, 1937) nunca ha actuando en el Teatre Romea, algo que solventará a partir de este miércoles. Coincidiendo con el Día Internacional del Teatro -hay toda una serie de actividades abiertas al público para festejarlo-, Sacristán debutará en el histórico escenario de la calle del Hospital con ‘Señora de rojo sobre fondo gris’, de Miguel Delibes (1920-2010), autor con muchos títulos adaptados al teatro y el cine como 'Cinco horas con Mario', 'Los santos inocentes' y 'Las ratas'.

"Es una satisfacción pisar por primera vez este templo”, declaró Sacristán en la rueda de prensa realizada en el teatro donde recalará hasta el 12 de mayo.  

Sacristán, convertido en álter ego de Delibes, ofrece la novela que el autor escribió tras la inesperada y devastadora muerte de Ángeles de Castro, su amada esposa y madre de sus siete hijos, a los 48 años, víctima de un tumor cerebral. Aunque cuando se publicó el libro en 1991 recibió propuestas tanto del director José Sámano -responsable de esta puesta en escena- como de José Sacristán para llevarla al teatro, no fue hasta poco antes de morir que Delibes dio su aprobación. "La obra pone la mirada en el amor inmenso de un hombre hacia una mujer que a veces se refleja en cosas diminutas", declaró el actor, que interpreta a un artista que ha perdido a su mujer, su principal apoyo. Su dolor cabalga entre el recuerdo de ese amor y el desasosiego de tener a una hija y a su yerno en prisión por motivos políticos.

De 1975 a hoy

La acción transcurre en 1975 y retrata el contexto social gris de los estertores del franquismo. Una época que los partidos de ultraderecha han vuelto a traer a la memoria. "No me divierte nada lo que está ocurriendo. Franco ganó una guerra pero a estos les votan. Y, aunque a estas alturas uno ya tiene el culo chamuscado de varias sillas eléctricas, como dice un castizo, esto asusta un poco", señala Sacristán, que ya había trabajado otro texto de Delibes a las órdenes de Sámano hace 20 años, 'La guerra de nuestros antepasados', que se vio en la Sala Villarroel de Barcelona. Respecto a la situación en Catalunya, prefiere no opinar. "Sería temerario entrar ahí. Es una cuestión que tenéis que resolver entre vosotros", afirma convencido tras haber visto actitudes opuestas entre amigos catalanes a favor y en contra del independentismo.

"Siempre deseé hacerme cargo de este personaje. La aventura no puede ser más satisfactoria porque es riquísimo"

Volviendo a su nuevo proyecto teatral explica que el profundo conocimiento de la obra y la personalidad de Delibes, buen amigo suyo y de Saramago, ha enriquecido esta adaptación donde también ha colaborado la joven bilbaína Inés Camiña. "Siempre deseé hacerme cargo de este personaje. La aventura no puede ser más satisfactoria porque es riquísimo", afirma. "Todo lo que tiene que ver con el universo Delibes es un regalo para mí. Como Antonio Machado, como José Saramago y como José Luis Sampedro, Delibes es una de esas personas que nos enseña a mirar y a mirarnos".

Entre Stanivlaski y La Niña de los Peines

Respecto a su técnica para interpretarlo, utiliza un mix infalible, "mitad método Stanislavski, mitad Niña de los Peines", dice con fina ironía. "La aproximación al personaje la hago desde supuestos stanislavkianos y la interpretación, como la cantaora para quien el verdadero cante flamenco empieza donde acaban las facultades". Y más adelante, tras las imparables alabanzas a su versatilidad como actor por parte de Sámano, suelta: "En el fondo soy una tonadillera frustrada. Me habría gustado ser Juanita Reina y me he quedado en esto". 

La estructura dramática del montaje se aleja de la novela. Parte de un tiempo presente desde donde el protagonista se evade para mostrar un relato interior empapado de sentimientos y diálogos imaginarios con personajes ausentes. "Todo transcurre en un espacio nada realista, desde donde va hilando un discurso plagado de recuerdos", resume el director. Puro teatro con un actor que enfoca la retirada: "No creo que vuelva a meterme en otro berenjenal como este. Van pasando los años e intentaré negociar conmigo mismo para dedicarme más tiempo a mí y menos a mis personajes".