CRÍTICA DE CINE
'Indiana': Sanadores espirituales
La película de Comas resulta inquietante sin aparentarlo, fantástica sin ser una cinta de género, y procura un estimable retrato de la América profunda
Quim Casas
Periodista y crítico de cine
Profesor de Comunicación Audiovisual en Universidad Pompeu Fabra y docente en ESCAC, FX, Cátedra de Cine de Valladolid y Museu del Cinema de Girona. Autor de diversos libros sobre David Lynch, David Cronenberg, Jim Jarmusch, Fritz Lang, John Ford y Clint Eastwood. Miembro del Comité de Selección del Festival de Cine de San Sebastián.
Quim Casas
En las escenas iniciales de 'Indiana' aparecen, filmados en blanco y negro, una serie de personas hablando de su relación con las revelaciones, presencias extrañas, posesiones y fenómenos paranormales. Un sacerdote entrevistado da la clave: hay que distinguir la realidad de lo que sale en las películas de Hollywood. 'Indiana' no es un filme de Hollywood sino una producción muy independiente dirigida por un cineasta español, Toni Comas, que lleva años afincado en Estados Unidos. Y como en su época la tuvieron Renoir, Lubitsch o Lang, sabe ofrecer la mirada del 'extranjero' sobre la compleja realidad estadounidense. Observa y filma, distingue la realidad de la representación. Y construye una particular ficción ambientada en el medio oeste sobre dos 'spirit doctors' que ayudan a gente con experiencias perturbadoras a sus espaldas a superar, o entender mejor, sus demonios relacionados con lo paranormal. El filme resulta inquietante sin aparentarlo, fantástico sin ser una cinta de género, y procura un estimable retrato de esa América profunda de la que no vale la pena reírse sino comprenderla, porque no es otra cosa que el reflejo de nuestros miedos más atávicos...
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