CRÍTICA DE CINE
'Borg McEnroe': dos hombres en una pista
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Quim Casas
Periodista y crítico de cine
Profesor de Comunicación Audiovisual en Universidad Pompeu Fabra y docente en ESCAC, FX, Cátedra de Cine de Valladolid y Museu del Cinema de Girona. Autor de diversos libros sobre David Lynch, David Cronenberg, Jim Jarmusch, Fritz Lang, John Ford y Clint Eastwood. Miembro del Comité de Selección del Festival de Cine de San Sebastián.
Quim Casas
Todo partido es una vida en miniatura. Esta frase es de Andre Agassi, que tenía 10 años cuando Björn Borg y John McEnroe midieron sus fuerzas en la final del torneo de Wimbledon de 1980. La frase encabeza la película que rememora la rivalidad casi obsesiva entre los tenistas sueco y estadounidense. Dos vidas en miniatura.
Borg era frío, metódico. Machacaba a sus rivales agotándolos como un metrónomo al fondo de la pista. McEnroe era todo lo contrario, nervio y visceralidad, algo así como el rockero del Grand Slam. Guillermo Vilas, Pete Sampras, Boris Becker, Ivan Lendl, Rafael Nadal o Roger Federer, entre los tenistas masculinos históricos, son personajes poco cinematográficos. McEnroe sí lo es, como Novak Djokovic. Pura energía cinética.
A su manera, el filme que reconstruye esta rivalidad es una 'buddy movie'. Dos personajes masculinos antagónicos, solo que pelean en una pista de tenis para dilucidar quién es el mejor. La pista de tenis como escenario central cuando antes el cine lo había mostrado como un decorado de suspense (el partido de 'Extraños en un tren' de Alfred Hitchcock) o la representación simbólica de una doble moral (la moneda que cae a un lado u otro de la red en 'Match point' de Woody Allen).
Los partidos están muy bien filmados, mejor que en la reciente 'La batalla de los sexos', que reconstruye el partido entre Billie Jean King y Bobby Riggs en 1973. Se explican perfectamente las características del juego defensivo de Borg frente a las atrevidas voleas de McEnroe.
Pero no es solo una película para amantes del tenis. Puede disfrutarse sin necesidad de aplaudir una dejada sublime o un golpe de revés ya que está construida como un drama psicológico con intriga, empieza en el momento del punto decisivo en la final de Wimbledon para atrapar el interés del espectador y volver atrás en el tiempo, perfila los caracteres de cada uno y ofrece ajustadas interpretaciones de dos personajes reales difíciles de interpretar, uno por expansivo, McEnroe, el otro por austero, Borg.
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