Vivian Gornick: La igualdad de género será la revolución más larga y difícil

La escritora neoyorquina Vivian Gornick, en el CCCB

La escritora neoyorquina Vivian Gornick, en el CCCB / RICARD FADRIQUE

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La escritora feminista estadounidense Vivian Gornick cree que la igualdad entre hombres y mujeres será la revolución más larga y la más difícil de conseguir y que movimientos sociales como Me Too suponen un cambio, aunque queda mucho camino: "Por cada dos pasos adelante, hay uno hacia atrás".

Vivian Gornick es la autora de "La mujer singular y la ciudad", continuación de "Apegos feroces", las memorias que publicó en Estados Unidos en 1987, editadas ahora en español por la editorial Sexto Piso y que han recibido el premio del Gremio de Libreros de Madrid al mejor libro del pasado año.

Gornick (Nueva York, 1935), que comenzó en los años 70 a dar voz al movimiento feminista convirtiéndose en una de las voces más reconocidas de Estados Unidos en ese campo, considera que el movimiento Me Too permite hablar de la existencia de una tercera ola de feminismo, porque es un cambio social que ha permitido poner en práctica las cosas que dijeron las mujeres feministas en los años 70 y 80, según explica en una entrevista con Efe.

"Todo lo que reivindicamos hace 40 años, el gran ruido que hicimos, creó una base para generaciones posteriores, que ahora son conscientes de esa parte de la historia. Es así como funcionan los cambios sociales", ha indicado la autora, que se encuentra en Madrid para participar en el festival Primera Persona, en la Casa Encendida, y mañana estará en Barcelona en el festival homónimo que organiza el CCCB.

Pero el hecho de ver el enfado y la rabia que tienen las mujeres hoy en día significa, dice, que no fue suficiente lo que se consiguió desde su generación.

Aunque queda mucho camino por delante, con que el movimiento Me Too haga que unos pocos cientos de hombres jóvenes aprendan y conozcan esta realidad "ya estará bien", ha sostenido esta escritora, según la cual los pequeños pasos son los únicos posibles en este tipo de revoluciones sociales.

La escritora habla de Hollywood y de la "rabia" que suscitan los casos de acoso sexual. Pero dice que "todo el mundo tiene su parte de culpa" porque formaba parte de la cultura que imperaba: las mujeres estaban convencidas de que sus carreras profesionales acabarían si denunciaban a Harvey Wenstein.

"Hombres y mujeres se han utilizado como instrumentos mutuamente", sostiene Gornick, que recuerda que en su juventud conoció a hombres como Wenstein, pero que las mujeres mantenían silencio ante esas situaciones.

En las memorias tituladas "Apegos feroces", Gornick retrata la relación con su madre desde la madurez en sus paseos por Manhattan, desde donde va recordando su infancia y la búsqueda de su lugar en el mundo.

Una mujer, su madre, a la que no se quería parecer hasta que se dio cuenta de que no podía dejarla porque se había convertido en ella, explica Gornick.

En la segunda parte de sus memorias, Gornick se define como una mujer singular: "Soy parte de la segunda ola de feminismo, y nosotras hicimos que ser singular fuera algo bueno, porque antes de mi generación no era nada positivo. No podías comer sola en un restaurante ni pasear por la ciudad en la forma en la que yo lo hacía, era vergonzoso".

Ahora es bueno ser una mujer singular, sostiene esta feminista, que cree que la revolución consiste en hacer que la gente sea consciente, que piensen acerca de sus vidas y sobre lo que son.

En sus viajes por Estados Unidos, la autora comprobó cómo el feminismo, por el que en los 80 y 90 lucharon e hicieron tanto "ruido" las mujeres de su generación en Nueva York, había tenido sus efectos.

Cree que desde la educación primaria debe aprenderse el feminismo. No ser enseñado como una política sino como un comportamiento social: niños y niñas deben verse como camaradas, recalca.