"El juego en escena", la magia del diseño gráfico de Isidro Ferrer en el CDN

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Pilar Martín.

Tras dos años y medio de trabajo la editorial Nórdica ha conseguido que los amantes del teatro y el diseño gráfico cuenten con una obra imprescindible, "El juego en escena", el libro que recopila los carteles que Isidro Ferrer hizo para el Centro Dramático Nacional de 2006 a 2016.

Y lo es, así lo confiesa el editor de Nórdica, Diego Moreno, porque el trabajo que Ferrer hizo durante una década en el CDN consiguió darle a esta institución teatral una identidad fuera de las tablas que era reconocible hasta en las profundidades del suelo de Madrid: "Cuando ibas en el metro sus carteles eran reconocibles".

Pero Moreno no quiso quedarse en un simple catálogo de afiches -aunque no hubiera sido tal ya que, según considera, Ferrer está considerado como un diseñador gráfico "único"- y se propuso que el libro incluyera también textos sobre el artista gráfico escritos por profesionales del teatro como Israel Elejalde, Carmen Portaceli, Ernesto Caballero o Gerardo Vera.

Precisamente con Vera empezó "todo", destaca el propio Ferrer sobre el que fue su inicio como cartelista con el CDN. Una "apuesta complicada en su momento" ya que ambos se plantearon que el cartel fuera "un reclamo". "¡A Gerardo hay que reconocerle parte del mérito!", exclama.

"Él era de una exigencia mayúscula, pero era fundamental porque me puso el listón muy alto. Me hizo trabajar casi hasta el delirio, pero me permitió llegar a lugar insospechados en mi carrera", añade este actor teatral madrileño (1963) antes de dirigir su vida hacia el diseño gráfico.

Y de esa unión generadora de un "discurso único" para el CDN nacieron carteles inolvidables para muchos como los realizados para las obras "Fausto", "Luces de Bohemia", "Los hermanos Karamazov", "Hedda Gabler" o "Perro muerto en tintorería: Los fuertes".

"Es un equilibrio complejo -según describe su trabajo-; había que generar una estructura reconocible y a la vez sorpresiva. Dar argumentos para que uno se proyecte sobre la obra. El cartel tiene que abrir un interrogante que se cierra cuando ya has tenido la experiencia teatral".

Una reflexión esta que, según se refleja en el libro, evolucionó a lo largo de estos diez años, aunque sin perder nunca la esencia.

Pero si bien durante los ocho años con Vera los carteles eran un juego de objetos que se fusionaban dando lugar a un nuevo concepto (casi siempre en blanco y negro), con la llegada de su sucesor, Ernesto Caballero, el diseño gráfico de Ferrer estuvo "muy pegado a la palabra".

Fue entonces cuando sus carteles tomaron forma de letras convertidas en una invitación a la reflexión sobre la obra que ilustraba y pasó de ilustrar, por ejemplo, el texto de "Rey Lear" con una mano de esqueleto con el dedo índice finalizado por una pieza de ajedrez, a convertir la obra "El testamento de María" en una "m" en mayúsculas cubierta con un manto blanco.

Completan "El juego en escena. Carteles para una función" los textos de los que fueran compañeros de este artista afincado en Huesca, como Natalia Menéndez, Luis María Ansón, Sergi Belbel, José Luis Raymond, Eduardo Vasco o Paco Montes.

Actores, directores, dramaturgos, escenógrafos, iluminadores, y también representantes de otros oficios vinculados al mundo escénico como traductores, críticos y editores.

Un gremio que ha convertido este libro en un "gran regalo" para Ferrer, concluye.