Ramon Mirabet, un contagioso 'Carpe diem'
El cantautor desplegó su cancionero hecho de folk y música afroamericana en un inflamado recital en Razzmatazz que contó con la aparición de Gerard Quintana y Josep Thió, de Sopa de Cabra
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Jordi Bianciotto
Periodista
JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA
Ramon Mirabet pasó algunos años tocando en la calle, a los pies del Sacré-Coeur, en París, y en otras puntos de Europa, y se diría que aquella manera de relacionarse con la música, buscando el cuerpo a cuerpo con el espectador y provocando reacciones inmediatas, ha dejado un poso en su propuesta profesional. Conciertos en los que sacude a los asistentes, se mezcla con ellos y los lleva de la mano a través de su cambiante paisaje de canciones, como sucedió este jueves en Razzmatazz (Room Festival).
Sala llena, confirmando que Mirabet se ha hecho con un público a través de tan solo dos discos, el segundo de los cuales, ‘Home is where the heart is’, repasó casi al completo. Arrancó, no obstante, con una versión, ‘Trouble so hard’, de la histórica cantante folk Vera Hall, que interpretó ‘a cappella’ mostrando su voz hospitalaria y arenosa. Entró luego en escena su tropa de músicos, siete, con un trombonista al frente dando al conjunto un aire de ‘marching band’ en la impetuosa ‘Shake it just like that’.
MIRADAS A NUEVA ORLEANS
En Mirabet hay un fondo de cantautor folk que se cruza con la herencia afroamericana a través de Nueva Orleans: ‘Bring it on home to me’ y la gospeliana ‘Sinnerman’, con su ‘crescendo’ invocando una fuerza suprema, trajeron dos de los momentos más sustanciosos. Mostró facilidad por los estribillos sencillos y agitadores en “Wake up”, que cantó rodeado de sus músicos en el centro de la pista, y lució un interesante ramalazo romántico ‘retro’ en ‘For the lady’, a juego con las miradas hacia atrás de ‘These boots are made for walking’, el éxito de Nancy Sinatra, y el swing de ‘When you’re smiling’, tocado por arreglos juguetones.
Dejó para más adelante algunas canciones intimistas, de ambientes, como ‘The forest’, que preparó el terreno para dos invitados, Gerard Quintana y Josep Thió, con quienes compartió un sereno clásico de Sopa de Cabra, ‘Podré tornar enrere’. Y en el bis, desmelene con ‘Carpe diem’, uno de los pocos recuerdos a su primer disco, autobiográfico y dionisíaco, imponiendo la fiesta rumbo a ‘Use your smile’ y ‘Home is where the heart is’ y recordando, quizá, cómo en otro tiempo se las ingeniaba para ganarse a los turistas que subían la escalinata de Sacré-Coeur.
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