Metaliteratura lúdica

Jordi Masó explora temas como el espionaje, la reencarnación o el asesinato por encargo en los 14 cuentos de 'Polpa'

VICENÇ PAGÈS JORDÀ

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La pulpa puede ser de carne o de papel. La primera remite a la literatura erótica o policiaca (según forme parte de un cuerpo vivo o muerto), mientras que la de papel es una metonimia que designa a la literatura de kiosko. Las dos últimas acepciones se pueden aplicar a 'Polpa', un volumen formado por 14 cuentos de Jordi Masó Rahola (Granollers, 1967) que exploran temáticas como el espionaje, la reencarnación o el asesinato por encargo.

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Después de publicar dos libros con un centenar de microcuentos cada uno de ellos, el autor ensaya unas dimensiones más convencionales, aunque mantiene un elevado grado de concentración dramática. Si bien loss temas de fondo pueden formar parte de la cultura popular, la manera en la que Masó Rahola ha escrito estos cuentos los sitúa en el experimentalismo: el narrador, que se sirve de una precisión quirúrgica, sobrevuela a los personajes con la frialdad de un entomólogo.

No es casual que el libro se abra con un cuento titulado 'L’art del pastitx', ya que el autor teje una red de homenajes a diferentes autores. Si Nabokov escribió un prólogo con seudónimo en 'Lolita', él añade un epílogo apócrifo a 'Polpa', en el que se entretiene en encontrar defectos a cada uno de los cuentos, y de paso recoge guiños literarios, por si se le hubiesen escapado a algún lector poco atento.

No le falta razón al autor del epílogo cuando afirma que Masó Rahola “esquiva siempre los temas comprometidos", aunque se olvida de decir que esta actitud no es condenable siempre que el texto esté literariamente bien resuelto, como es el caso. Solo en el cuento 'Aflicció' se insinúa una cierta complejidad moral, aunque se resuelve con una contención que recuerda a los últimos cuentos de Sergi Pàmies.

Otros cuentos que conviene recordar son el que da título al libro -que incluye una combinación tarantiniana de sangre y humor-, la ligereza simpática de 'Resurrecció', el juego retorcidamente borgesiano de 'El gnom de Bristol' y el divertimento titulado 'Rancúnia', donde se cita sin complejos el 'Foc fàl·lic i altres contes obscens'.

Hay ficciones metaliterarias escritas a partir de libros -existentes o inventados, es igual- felices y desgraciadas. Como el reciente 'Els meus millors pròlegs', de Ferran Escoda, 'Polpa' pertenece al primer grupo. Es un privilegio formar parte de una literatura en la que se producen obras tan lúdicamente glaciales, tan poco obvias, que nos dan la oportunidad de descansar de una realidad cada vez más áspera.