Pastora Soler

«Lo siento con toda mi alma...»

El miedo escénico ha frenado súbitamente el mejor momento en la carrera de esta artista sevillana. Se retira. Tira la toalla. Pero para luchar contra él.

ENCENDIDA BALADISTA. La cantante, durante su elogiada participación en el Festival de Eurovisión del 2012 en Bakú (Azerbaiyán) .

ENCENDIDA BALADISTA. La cantante, durante su elogiada participación en el Festival de Eurovisión del 2012 en Bakú (Azerbaiyán) .

LUIS TROQUEL

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«Te despertaré bajo un cielo de auroras... Sigo aquí a tu lado, no te dejaré... Duerme mi amor, de la vida ya me ocuparé yo», cantaba Pastora Soler en la canción bandera de su último disco, Te despertaré. La exniña prodigio vivía su momento más dulce con 36 años. Con el viento a favor y bien cogidas las riendas de su carrera, inició la que prometía ser su gira más triunfal. Y así venía siendo, hasta que el pasado 8 de marzo se desplomó literalmente en escena. YouTube es testigo de una fulminante caída tras la cual suspendió todos los compromisos inmediatos por prescripción médica. Al parecer, fue aquel día cuando el miedo escénico irrumpió en su vida.

Entre rumores y cancelaciones, las cosas parecían volver a su cauce. Sin embargo, el pasado domingo en Málaga abandonaba súbitamente el escenario tras interpretar la frágil balada Y qué pequeña soy yo. Tuvo que salir su marido, el coreógrafo Francis Viñolo, a decir al público que por problemas de salud no podía finalizar el concierto. Al día siguiente, ella, confesaba vía Facebook: «Debí  poner un punto y aparte en mi carrera hace algunos meses pero mis ganas de luchar me impulsaron a seguir. Hoy os anuncio la decisión de dejar mi actividad profesional hasta volver a recuperar la confianza en mí. Lo siento con toda mi alma...».

Este 2014 precisamente cumple 20 años de carrera profesional. Y a pesar de su precoz debut no era ninguna recién llegada, tenía una celebrada prehistoria local con su verdadero nombre, Pili Sánchez.  Aquella niña de Coria del Río (Sevilla) cantaba las viejas  coplas como si fuera una mujer hecha y derecha; con ese torrencial caudal vocal que siempre la ha caracterizado. Su primer mánager fue el legendario Luis Sanz, que la rebautizó tal como hiciera décadas antes con Rocío Dúrcal y le inculcó una disciplina y dominio de la profesión hoy insólita.

Valentía eurovisiva

Debutó a gran orquesta con una antología de coplas monumentales. Si hubiera incluido el famoso Tengo miedo ni que decir tiene que hubiera puesto banda sonora a todos los telediarios que tanto han hablado de tan repentina retirada. Curiosamente fue un alarde de valentía lo que le proporcionó el plus mediático del que, a pesar de éxitos puntuales y constantes elogios, hasta hace poco carecía. Había sido coplera, flamenca, encendida baladista, diva dance, artista pop… Facetas que en mayor o menor medida ha mantenido y conciliado en sus espectáculos. Para sus compañeros de profesión, siempre ha sido la chica de prodigiosa garganta y corazón de oro. Unánimemente querida. El público masivo, sin embargo, la colocó en el mapa gracias a Eurovisión. En Arzebaiyán, concretamente. Y eso que tenía ya nueve discos llenos de buenas canciones y algún que otro gran éxito: Dámelo ya, Corazón congelado, Solo tú, La mala costumbre...

Con Quédate conmigo no solo devolvió a España al top ten eurovisivo tras lustros en los últimos puestos, también encaró y salió airosa de un vertiginoso pasaje vocal para el que hacían falta muchos bemoles. No me da miedo, se titulaba otra de las canciones que defendió en la preselección eurovisiva.  Hoy, como reza su último éxito, solo queda esperar a que sea ella quien despierte de lo que ha calificado como «una pesadilla»