TEATRO

Shakespeare no se calla

El Lliure, el TNC y la Biblioteca encabezan la programación de obras del autor más universal en su 450º aniversario

'Victòria d'Enric V', aplaudida en el Lliure.

'Victòria d'Enric V', aplaudida en el Lliure.

IMMA FERNÁNDEZ / MARTA CERVERA / BARCELONA

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A William Shakespeare no hay quien le calle. Las palabras del bardo -del que este 2014 se celebra su 450º aniversario- siguen llenando las plateas de todo el mundo. También las de Barcelona, que esta temporada se rinden al más brillante diseccionador de la condición humana. Un bisturí certero, poético, profundo, intenso, visionario. «El inventor de lo humano», que diría Harold Bloom. Los dos grandes teatros de la ciudad, el TNC y el Lliure, y otras cinco salas de la ciudad revisitarán sus textos, además del Festival Temporada Alta, que acogerá un operístico y brutal Macbeth que el africano Brett Bailey ha trasladado al Congo.

Victòria d'Enric V ha alzado el telón del Lliure, que se acercará otras cuatro veces al bardo. Este lunes, Lluís Pasqual dirigirá Love for Shakespeare, lectura dramatizada de las «palabras del más santo de todos los laicos que sobreviven el paso de una lengua a otra porque contienen todos los sentimientos». Al amado autor regresamos cada vez «para comprobar de qué materia estamos hechos los humanos», agrega el director del teatro, que programará dos grandes producciones en torno a él: My perfect mind, con el ilustre Edward Petherbridge en escena, y la esperada entronización de Núria Espert, que se ceñirá la corona del Rei Lear bajo la dirección del propio Pasqual.

SUEÑOS Y PESADILLAS EN EL TNC / A Joan Ollé le da «miedo» Shakespeare. «Es muy sabio, un gran enigma», dice. De ahí que solo cuente con un lejano Romeo y Julieta en su largo currículo. El 19 de noviembre volverá a enfrentarse a él: estrenará en la Sala Gran del TNC  El somni d'una nit d'estiu, que, aclara, más que sueño es pesadilla. «El amor es peligrosísimo, no todo es agradable. Los personajes de la obra no paran de traicionarse, casi se matan. No es Disney», apunta Ollé, que ha imaginado una Atenas y un bosque con los siete enanitos de Blancanieves, hombres con faldas y artesanos beckettianos.

«El teatro debe mirar hacia adelante. O sea, hacia Shakespeare», cita el director, que da razones para revisitar eternamente al padre de Hamlet. «En sus textos se ven todos los pliegues de la condición humana. Era enciclopédico, como lo era el público, que sabía mucho. Fue una época de gran riqueza filosófica y moral».

No pasan los años para las bajezas del hombre, de ahí que el universo descrito por el genio de Stratford-upon-Avon siga sirviendo de espejo a nuestra realidad. Así sucede con Timó d'Atenes, que David Selvas ha vestido de contemporaneidad y estrenará en La Biblioteca de Catalunya (hará temporada en noviembre). Julio Manrique encabeza un extenso elenco en la piel de un ciudadano rico y poderoso, generoso y mecenas, al que se le tuerce la suerte. En la cuesta abajo, sus amigos le darán la espalda y él vomitará su rabia contra toda la sociedad y el sistema.

«Es una obra tan actual que podría tratarse de cualquier líder antisistema de hoy. Muestra que, aunque las cosas no cambien, siempre está bien que alguien lo intente», razona Selvas. «Parece que Shakespeare la haya escrito para nosotros», tercia Manrique. Es una historia triste, agrega, que nos plantea «si todo lo que provoca el dinero vale la pena».

Desdèmona, una creación pasada por el tamiz feminista de Paula Vogel, llegará a la Sala Muntaner el 12 de noviembre. Tres consagradas actrices -Alba Florejachs, Sara Espígul y Carmela Poch- recrearán a Desdèmona, la criada Emília y la prostituta Bianca, personajes de Otelo con los que la autora norteamericana, premio Pulitzer, jugó libremente en Desdemona, a play about a handkerchief. El robo de un pañuelo desata una trama de celos y de deseos de libertad en un mundo de hombres, explica Florejachs. «Las tres mujeres maquinan para ser más libres, cada una piensa que las otras son más felices». Con dirección de Martí Torras, el montaje supone el debut de la compañía La Mandona.

En diciembre, Els Pirates asaltarán Nit de reis en el Círcol Maldà. «Nos sentimos muy próximos a las inquietudes de los jóvenes personajes», cuenta Laura Aubert, que hace doblete shakesperiano, al participar también en Victòria d'Enric V, dirigida por Pau Carrió, en el Lliure. Nit de reis, una «comedia agridulce, dramática», define la actriz, escarba en el deseo y la ligereza de las relaciones amorosas. Para el director, Adrià Aubert, esas relaciones a veces son tan fingidas que «resultan perversas». «Shakespeare se da cuenta de que detrás de toda comedia hay una historia de verdad, con personajes que la sufren y viven intensamente. Esta es la grandeza del autor, lo que le hace próximo a nuestros días», sostiene.

VUELVE HAMLET / En Navidad dos salas alternativas revisitarán al bardo. Raimon Molins y Marc Chornet remodelarán la Sala Atrium para acoger una versión moderna de Hamlet, con vídeos. «Iremos a la esencia», avanza Molins. El Teatre Akadèmia estrenará la comedia Com vulgueu (Al vostre gust), con dirección de Dugald Bruce-Lockhart, de la compañía Propeller, que ya entusiasmó con su alegre y fresca Romeo y Julieta. «Shakespeare confronta el mundo de la corte con el de la libertad del ser humano y la necesidad de regenerarse, algo muy apropiado en estos tiempos», destaca Mercè Managuerra, directora de la sala. El bardo le habla al hombre de hoy y su discurso es inagotable. Shakespeare for ever.