Director DE 'Enemy'

Denis Villeneuve: "Muchos odiarán mi película a muerte"

El director canadiense Denis Villeneuve.

El director canadiense Denis Villeneuve.

NANDO SALVÀ

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Su segunda película, Maelstrom (2000), incluía un pez parlanchín; en Polytechnique (2009) recreó el caso real de una masacre estudiantil; en Incendios (2010) abordó el conflicto entre israelís y palestinos. En pocas palabras, al director canadiense Denis Villeneuve (Trois-Rivières, Québec, 1967) le van los riesgos. Enemy, estrenada ayer en España, encarna el mayor de ellos. Intriga sobre un profesor de Historia (Jake Gyllenhall) cuya mente empieza a desmoronarse cuando descubre la existencia de un hombre exactamente igual a él, la película transcurre por diversos niveles de consciencia para meter el dedo en algunos miedos primarios del hombre moderno.

SEnDEnemy es una película deliberadamente opaca, en tanto que nos plantea un puzle pero no todas las piezas para resolverlo. ¿Fue su intención desconcertar al espectador? 

-Siempre he sido fan de 2001, de Kubrick, o Persona, de Bergman, o en general el tipo de películas que al acabar te dejan con la boca abierta y pensando: ¿pero qué demonios?. Esa era la misma sensación que yo quería provocar en el espectador con imágenes que le tal vez no pudiera procesar pero que aun así provocaran algo muy profundo en su interior. Desde el principio supe que al hacerla estaba flirteando con el desastre, que mucha gente la iba a odiar a muerte. Pero me parece bien.

-¿Qué le atrajo de El hombre duplicado, el libro de Saramago en el que se basa Enemy?

-Debo confesar que no soy un experto en Saramago, solo he leído cinco o seis de sus libros. De El hombre duplicado me sorprendió su forma de manejar sensaciones como la ansiedad y la paranoia, y a la vez de provocar una profunda melancolía. Al volver a leerlo sentí que hacerlo era como estar soñando con los ojos abiertos. Adaptarlo me llevó a lugares muy recónditos de mi psique, y es una pena que Saramago muriera antes de poder hacerle todas las preguntas que tenía para él. Es mi película más personal.

-¿Por qué?

-Porque pone el dedo en uno de mis miedos más profundos. A menudo tengo la sensación de estar atrapado en un loop, de repetir los mismos errores una y otra vez, y mi gran miedo es no ser capaz como ser humano de superar esa fase y evolucionar, no ser capaz de liberarme de una vez por todas de los fantasmas, y terrores y rencores que forman parte de mi pasado. En buena medida, Enemy es mi forma de expresar ese miedo.

-¿Diría que hacerla ha sido una terapia para usted?

-Eso es algo que los directores dicen de sus películas muy a menudo y que yo nunca he compartido. Yo para hacer terapia voy al psicólogo. Y créeme que me es útil. Soy mil veces mejor director desde que la hago, porque me meto mejor en la mente de mis actores y los someto más fácilmente a mi voluntad.

-Jake Gyllenhall interpreta un papel doble en la película. ¿Le costó el doble someterle a él?

-Jake no se deja, es muy listo. Pero tampoco hace falta porque no le da ningún miedo tomar riesgos frente a la cámara. Para Enemy quería un actor que estuviera dispuesto a tomarse este papel como un laboratorio en el que experimentar, y ahí estaba él. Desde el principio tuvimos las mismas inquietudes sobre asuntos como la intimidad y nuestra responsabilidad como seres humanos en nuestras relaciones. Hacía tiempo que necesitaba desarrollar una relación estrecha e íntima con un intérprete. Luego rodamos juntos Prisioneros, y espero volver a trabajar con él.

-En efecto rodó Enemy, su película más experimental, justo antes de dirigir Prisioneros, su película más comercial. ¿Lo hizo para ir a Hollywood con la conciencia tranquila?

-¡No! La hice como ejercicio preparatorio. Necesitaba dirigir una película pequeña en inglés antes de ir a Hollywood; precalentar un poco, entre otras cosas porque mi inglés es muy malo. De no haberlo hecho, Prisioneros habría sido una catástrofe.