pérdida de una gran actriz

Amparo Rivelles muere a los 88 años

La intérprete, hija y nieta de actores, logró un Goya y el Nacional de Teatro

Amparo Rivelles, en una imagen de archivo.

Amparo Rivelles, en una imagen de archivo.

ERNEST ALÓS
BARCELONA

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La actriz Amparo Rivelles falleció ayer a los 88 años de edad, según informaron a Efe fuentes próximas a la familia. La intérprete, una de las actrices más importantes del cine español, pertenecía a una reconocida familia de artistas: además de ser nieta de actores, José Rivelles y Amparo Guillén, e hija de actores, Rafael Rivelles y María Fernanda Ladrón de Guevara, era hermana por parte de madre de Carlos Larrañaga, también desaparecido, y tía de los actores Amparo Larrañaga y Luis Merlo.

Su carrera comenzó a los 13 años, en la compañía de teatro de su madre, aunque a lo largo de su trayectoria también destacó en el cine (llegó a trabajar con Orson Welles en Mister Arkadin, de 1954) y la televisión (Los gozos y las sombras).

A los 15 ya rodó su primera película, Mari Juana (1940), de Armando Vidal. Se convirtió en una estrella tras firmar un contrato con la Compañía de cine Cifesa, para la que rodó casi 20 filmes en los años 40. De aquella época dorada para la actriz son cintas como Malvaloca, Los ladrones somos gente honrada, El clavo, Alba de América, La leona de Castilla y Hay que deshacer la casa.

Pese a la fama conseguida en España, Rivelles decidió irse a México en un exilio voluntario entre 1957 y 1979. En el país norteamericano, donde interpretó muchos melodramas familiares, también se ganó el respeto de público y crítica.

REGRESO DEL EXILIO / Cuando regresó a España participó con éxito en la serie televisiva Los gozos y las sombras (1981), basado en la novela de Gonzalo Torrente Ballester, donde su hermano Carlos Larrañaga era uno de los protagonistas. Entre los premios que cosechó, destaca un Goya en 1986 por su papel en Hay que deshacer la casa, que dirigió José Luis García Sánchez adaptando la obra teatral homónima de gran éxito que había protagonizado antes la propia actriz, que destacó en otros filmes como Soldados de plomo (1983), de José Sacristán; Esquilache (1988), de Josefina Molina, y Una mujer bajo la lluvia (1992), de Gerardo Vera.

Ya en la primera década de este siglo hizo más teatro, y siguió recibiendo reconocimientos, como el Premio Pepe Isbert del 2004. En su currículo había galardones como el Nacional de Teatro, el Miguel Mihura, el Lope de Vega, el Jorge Fiestas de Cine, el Ercilla, la Medalla de Oro de Bellas Artes y el Mayte.