CONCIERTO EN BARCELONA

Siniestro Total invita a sus fans a 'Tierra ignota'

El grupo gallego propone un repertorio de rarezas esta noche en Bikini

Julián Hernández (izquierda) y Óscar Avendaño.

Julián Hernández (izquierda) y Óscar Avendaño.

JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA

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Siniestro Total amenaza con un viaje a «territorios desconocidos, no pisados por el hombre blanco», según anuncia con habitual ironía Julián Hernández, cantante y líder de este grupo gallego de venerable trayectoria irrespetuosa. Su nueva gira, Tierra ignota, que se alimenta de material poco prodigado de su trayectoria («canciones jamás interpretadas en directo, rarezas, caras B y otros lujos asiáticos», anuncia en su web), recala hoy en Bikini (21.00 horas).

Para Hernández, acudir a ese repertorio es «una liberación» que les permite distanciarse del guion de éxitos (aunque algunos sonarán esta noche). «Hay canciones que teníamos aparcadas como hijos tontos», estima, y cita como ejemplos las dos de la banda sonora de 800 Balas, de Álex de la Iglesia. Fueron sus fans quienes les dieron la idea. «Nos preguntaban por qué no tocábamos esa canción o aquella». Ahora, la red facilita un contacto con los seguidores que el grupo siempre ha cultivado. «La nueva tendencia no nos pilla con el pie cruzado», apunta.

30º ANIVERSARIO / Ahora se cumplen 30 años de la edición de su primer disco, ¿Cuándo se come aquí?, efeméride que no ha movido al grupo a realizar una gira con pompas y hits. «La nostalgia es un sentimiento reaccionario y paralizante. Sirve para que te quedes ensimismado pensando lo buenos que eran los viejos tiempos», apunta el líder la banda, que tiene muy claras sus prioridades. «Lo que queremos es tocar», subraya.

Siniestro Total fue, en los 80, uno de los grupos bandera de la movida viguesa, escena en la que operaban Os Resentidos, cuyo cantante, Antón Reixa, se acaba de colocar al frente de la SGAE. «¡Yo no me metería en semejante embolado!». suelta Hernández entre risas. «Reixa tiene un trabajo enorme, pero en Galicia ha demostrado que es un buen gestor. Hay que darle, al menos, los cien días de gracia», concede.