CONTENIDO DEL SUMARIO INSTRUIDO EN LA AUDIENCIA NACIONAL

Que pague la SGAE

La sociedad de autores y editores financió «un anillo de empresas» dirigidas por José Luis Rodríguez Neri, director de la sociedad digital, con el fin de costear su elevado nivel de vida

Teddy Bautista, saliendo de la Audiencia Nacional tras declarar ante el juez, el pasado 3 de julio, acusado de fraude.

Teddy Bautista, saliendo de la Audiencia Nacional tras declarar ante el juez, el pasado 3 de julio, acusado de fraude.

M. BATALLAS / J. C. ROSADO
MADRID

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La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) que dirigía Eduardo Bautista, Teddy Bautista, financió el «suntuoso» nivel de vida de su director digital, José Luis Rodríguez Neri, que montó «un anillo de empresas» para costear «su economía doméstica». Así consta en el sumario que ha instruido el juez Pablo Ruz y al que ha tenido acceso este diario. En los 18 tomos se recogen conversaciones telefónicas e informes policiales así como las declaraciones de los imputados. Y confirma que Teddy Bautista percibía 400.000 euros anuales por su trabajo al frente de la SGAE. También que maniobró para evitar que esta sociedad fuera controlada por otros gestores.

Durante varios meses, la guardia civil investigó un entramado de empresas que había montado José Luis Rodríguez Neri y en el que colocó a su compañera sentimental, a su hija, a su cuñada y a su hermana con el fin «de dar estabilidad al funcionamiento de este esquema», según un informe policial.

Este documento explica, por ejemplo, que desde dos sociedades dependientes de la SGAE (Portal Latino e Iberautor Promociones Culturales, actualmente Arteria Promociones Culturales) salieron durante el periodo de estudio cantidades importantes de dinero destinadas a las empresas de Rodríguez Neri, como Microgénesis (más de un millón de euros), Imago Mundi (más de 400.000), Canalmicro (más de un millón) Res Cognita (más de 200.00) y Servicios Informáticos Ciberneto (más de 800.000).

LOS BENEFICIARIOS / En total llegaron a esas empresas pantalla más de 3,4 millones de euros. El informe policial también analiza el uso de las tarjetas de crédito de cada uno de los imputados contra cuentas a nombre de ese entramado de sociedades. La palma se la llevan Rafael Ramos y su pareja, Elena Vázquez. En el primero se aprecian «niveles de gasto muy superiores» a los detectados en José Luis Rodríguez Neri y su pareja, María Antonia García.

En los dos años y medio que van desde marzo del 2007 a septiembre del 2009, Rafael Ramos «acumuló gastos que superan los 200.000 euros». Y aunque algunos de ellos estaban relacionados con una probable actividad empresarial, «son los menos», ya que «predomina un uso particular de los fondos que ingresan en cuentas de Microgénesis o Ribera de Mayorga».

Menos duda ofrece la naturaleza de los gastos de su pareja, Elena Vázquez, que «son atribuibles exclusivamente a actividades de carácter particular». Y es que esta imputada acumula gastos por un total de 215.671 euros, «la mayor parte de ellos entre enero del 2007 y enero del 2008».

En cuanto al presunto cabecilla de la trama, José Luis Rodríguez Neri, registró en esos dos años y medio unos gastos de 34.650 euros con sus dos tarjetas de la cuenta de La Caixa perteneciente a su sociedad instrumental Hipotálamo. En la relación de titulares de las tarjetas figuran hasta un hijo de Vázquez, David Vilallonga, que cargó contra las cuentas 10.901 euros.

Las compras que los imputados hacían con el dinero que desviaban de la SGAE son de lo más variopinto e incluyen establecimientos curiosos, como gimnasios y jamonerías. Dentro de los gastos cargados a Ribera de Mayorga, controlada por Ramos y Vázquez, figuran agencias de viaje, empresas de alquiler de vehículos, supermercados, joyerías y hasta agencias de alquiler de viviendas turísticas.

LAS COMPRAS / Muchas de las facturas se refieren a «gastos de alojamiento, vuelos y alquileres de vehículos, la mayoría de ellos realizados en épocas vacacionales y a destinos tales como Menorca, Berlín, Estambul o Tánger». En Chocron Serrano hay una factura por la compra de un reloj que costó 4.880 euros, mientras que en el gimnasio Reebok Sport Club Madrid, situado en la calle de Serrano del señorial barrio de Salamanca, se pagaron solo en el 2007 un total de 7.982 euros.