Las claves de la cartelera

La comedia del verano (y quizá del año)

Judd Apatow produce la ingeniosa y divertida 'La boda de mi mejor amiga'

QUIM Casas

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El título de La boda de mi mejor amiga puede llamar a engaño, ya que se trata de una película con un tipo de comicidad bien distinta a la deLa boda de mi mejor amigo, la por otra parte excelente cinta de P. J. Hogan protagonizada por Julia Roberts. El título original esBridesmaids,y de eso trata el filme, de la rivalidad entre dos damas de honor durante los preparativos de la boda de una amiga común.

Pero estamos en territorio de Judd Apatow, productor de la película, y de Kristen Wiig, protagonista, guionista y coproductora de la misma. De Apatow ya lo sabemos casi todo desde que desmontara el andamiaje tradicional de la comedia más edulcorada con sus películas sobre tipos maduros con complejo de Peter Pan y relaciones sentimentales de lo más complejo. De Wiig se sabe menos por aquí, pero es una de las estrellas del televisivoSaturday Night Live, una de las grandes, enormes canteras de cómicos norteamericanos.

El encuentro entre productor y actriz (que no es nuevo: ya coincidieron enLío embarazoso) resulta apabullante. Acostumbrada a papeles secundarios en otras comedias bárbaras del nuevo milenio (Adventureland, Noche loca), Wiig se sale literalmente en el papel de una cuarentañera sin demasiado éxito en el amor (comparte de vez en cuando cama con Jon Hamm, el Don Draper deMad men,aquí aún más seductor, y muchísimo más chulo y egoísta en cuanto a la relación con las mujeres se refiere) abocada a una dura pugna con una mujer mucho más sofisticada y triunfadora que ella (Rose Byrne) para ver quién de las dos es la mejor dama de honor.

En una de las mejores secuencias de la película, y posiblemente de toda la comedia estadounidense reciente, ambos personajes, los encarnados por Wiig y Byrne, rivalizan micrófono en ristre durante la presentación de lo que será la boda ante un público que no entiende nada de lo que está pasando. Cada una intenta decir la frase más ocurrente, la sentencia más graciosa, a la vez que acuden a sus recuerdos compartidos con la novia para llegar hasta el corazoncito de su incrédula y mutua amiga.

Todo el filme se construye a partir de esta rivalidad con un ingenio fuera de lo común:La boda de mi mejor amigaes una de las comedias más divertidas en lo que va de temporada, con esos toques de inesperada ternura (la relación de la protagonista con un agente de policía, por ejemplo) que ya son patrimonio del estilo Apatow, a veces tan moralista, a veces tan certero en cuando a la radiografía de las relaciones de pareja, la soledad, el miedo a envejecer y el terror ante el compromiso.

'13 ASESINOS'/ La película, realizada por Paul Feig (director de diversos capítulos deMad menyThe office, y actor en filmes comoLío embarazoso), registra la última interpretación de Jill Clayburgh, actriz de considerable prestigio en la década de los 70 gracias a sus trabajos enUna mujer descasada,de Paul Mazursky, yLa luna,de Bernardo Bertolucci.

En un estilo radicalmente distinto se encuentra el prolífico Takeshi Miike, que también ha hecho comedias, cierto, pero mucho más descerebradas que las de Apatow y todos sus amigos juntos. Pero en13 asesinos,Miike se vuelve austero, severo, ritual. No en vano lleva a la pantalla una clásica historia de samuráis, en realidad 13 individuos desclasados, mercenarios a su pesar, que unen fuerzas para vengar las afrentas de un joven y cruel señor feudal. El filme se sitúa en la nueva estela de los relatos de samuráis, una de las fuentes de inspiración inagotables del cine japonés por la que han desfilado todos sus autores más meritorios (de Mizoguchi a Oshima, de Kurosawa a Kore-eda), tan sucio y violento como reflexivo y poético. Miike presentó en el último festival de Cannes su segunda cinta de samurais,Ishimei,basada también en otro clásico del género, y ya tiene lista otra película, Nintama rantarô,esta vez sobre guerreros ninja.

Entre ambas producciones se cuela una película independiente argentina,La mirada invisible, que trata sobre los últimos días de la dictadura de Videla a partir de la situación particular de una muchacha que espía para el régimen (en una escuela de altos vuelos donde se citan los cachorros de las familias fascistas), aunque en realidad lo que hace es sacar a la luz sus obsesiones voyerísticas y su reprimida sexualidad.