DOS REBELDES EN LA GRAN DEPRESIÓN AMERICANA

'Wanted lovers' reúne cartas de amor, poemas y fotos de la legendaria pareja de Bonnie & Clyde

El violento final de los dos forajidos sigue alimentado su popularidad

Arma en mano. Bonnie bromea con Clyde cerca de Joplin, Missouri.

Arma en mano. Bonnie bromea con Clyde cerca de Joplin, Missouri.

ANNA ABELLA
BARCELONA

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«Algún día se irán a pique juntos / y juntos descansarán sus cuerpos para siempre. / Habrá unos pocos afligidos, / para la ley será un alivio, / pero para Bonnie & Clyde será la muerte». Con estos premonitorios versos acaba uno de los tres poemas escritos por Bonnie Parker que forman parte deWanted Lovers(Alpha Decay), que acaba de llegar a las librerías y que reproduce además siete de las cartas de amor que se intercambió con Clyde Barrow mientras él estuvo en la temible prisión de Eatham Farm, en 1930.

Eran jóvenes, atractivos y fotogénicos, estaban enamorados, vivieron peligrosamente y su muerte fue sangrienta y prematura: carne de mito. Bonnie tenía 23 años y Clyde, 25, cuando el 23 de mayo de 1934 recibieron más de 50 balazos cada uno en una emboscada del cazarecompensas Frank Hamer en Luisiana. Los policías dispararon 167 proyectiles contra el Ford de la legendaria pareja de forajidos. En su entierro hubo 20.000 personas.

Robaban al rico

«Bonnie y Clyde ya fueron célebres en vida –afirma la editora Ana S. Pareja, autora del prólogo–. Pertenecían al mundo rural de la gran depresión, época en que los bancos tenían muy mala fama por haber dejado en la pobreza a multitud de granjeros. Unos jóvenes que robaban al rico y vivían al margen de una ley considerada injusta no estaban mal vistos. Además eran guapos y su popularidad creció cuando la prensa publicó los poemas de Bonnie y las fotos de ambos».Wanted Loversrecoge esas imágenes, que ellos mismos tomaron con la cámara de un miembro de la banda.La simpatía de la opinión pública decayó cuando mataron a dos jóvenes policías y a otro de 60 años –a Clyde se le atribuyeron 12 o 13 asesinatos–. Pero en 1967, la película de Arthur Penn, interpretada por unos glamurosos Warren Beatty y Faye Dunaway, y la canción de los 70 de Serge Gainsbourg y Brigitte Bardot, consolidaron el mito.

En realidad, el tiempo que compartieron «no debió ser demasiado agradable porque estaban siempre huyendo y escondiéndose de la policía –explica la editora– no tenían dinero porque los botines eran escasos, ella se quemó la pierna en un accidente de tráfico y a él los dos años de prisión le dejaron sin dos dedos de un pie [se los hizo cortar con un hacha para evitar el trabajo forzado] y trastornado por los abusos sexuales a los que le sometió otro preso». Ese reo acabó muerto en los retretes aunque no se demostró que el culpable fuera Clyde.

Flechazo instántaneo

Ambos venían de familias muy pobres. Bonnie se casó a los 16 años con un maleante que acabó en prisión. A los 19 conoció a Clyde. Flechazo instantáneo. Un mes después él entró en la cárcel. «Bonnie solía dormir en los asientos traseros de los coches robados por la banda. Durante sus frecuentes huidas lloraba porque echaba de menos a su madre, llevaba consigo a su mascota –un conejito–, tarareaba canciones de moda y leía revistas sobre las estrellas de cine (...) era capaz de recargar munición con la mayor efectividad, aunque jamás disparó a nadie», relata el prólogo.

«Precioso, cuando por fin te dejen salir a la calle, quiero que empieces a trabajar y, por Dios, no te metas en más problemas (...) Sé que eres bueno y sé que puedes portarte bien», escribe Bonnie en sus cartas a Clyde. Ella se siente «triste, solitaria y desvalida». Él la llama «Niña querida» y «Mi hermosa y dulce esposa» y le dice: «No dejes de quererme (...) cielo, no sabes cuánto necesito tus cartas para matar las horas de estos días largos y tristes».

«Bonnie aspira a algo más que a ser camarera en un pueblo de mala muerte –opina Pareja–. Con Clyde puede vivir la aventura. En los poemas fabrica su propio mito y transmite la imagen que ha creado. Es un extraño caso de márketing».