LA GRAN APUESTA DE TELEVISIÓ DE CATALUNYA

Los 'polseres' ya triunfan en el preestreno

El Auditori acoge la presentación de la serie ante un millar de fans

Los actores de 'Polseres vermelles', ayer, durante la presentación de los nuevos episodios, en el Auditori.

Los actores de 'Polseres vermelles', ayer, durante la presentación de los nuevos episodios, en el Auditori.

OLGA LERÍN
BARCELONA

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Fue una puesta de largo con todos los honores la que ayer por la noche acogió el Auditori de Barcelona para presentar la segunda temporada dePolseres vermelles, que el próximo lunes llega a TV-3. Unas 1.500 personas asistieron al pase del primer episodio, entre ellos los actores y los responsables de una serie -coproducida por TVC y Filmax-, que se ha convertido en un fenómeno de masas entre el público adolescente, a tenor de lo que anoche se volvió a vivir en el recinto, con jóvenes agolpados a las puertas a la caza de la foto o simplemente del saludo de sus ídolos.

El dramaturgo y escritor Albert Espinosa, autor dePolseres..., advirtió durante la presentación de los nuevos 15 episodios de por dónde van a ir los tiros en las tramas: «Es la etapa más dura, porque llevas tres años con la enfermedad y piensas que tal vez no saldrás adelante. Habla mucho de la valentía que se muestra ante una dolencia como esta».

Y, por lo visto en el primer capítulo, esa dureza se percibe desde el minuto cero, cuando Toni (Marc Balaguer), que en esta nueva entrega ejerce de elemento cohesionador de todos los jóvenes, dice: «Lleó [Àlex Monner] creció de golpe. De un día para otro pasó de ser un niño a un adulto, en siete segundos, que es lo que tardas en subir de la planta infantil a la de los mayores». O en una de las escenas finales de este mismo capítulo, que el director Pau Freixas calificó «con mucho impacto», porque Monner se tuvo que preparar «emocionalmente» con un trabajo decoaching «muy importante». A este respecto, el joven intérprete -candidato a los Goya como mejor actor revelación porEls nens salvatges- admitió que Lleó «es un tío más maduro» y que no se plantea las cosas «como lo hacía dos años atrás».

La transformación física experimentada por los protagonistas también es evidente, especialmente la de actores como Igor Szpakowski, que da vida a Jordi, el más alejado de los polseresen la trama. «Me sorprendió mucho el cambio de mi papel -apuntó-, pero me mola no encasillarme en el personaje. Como actor, me ha ayudado muchísimo».

Entre las novedades destaca el regreso del espíritu de Ignasi (Mikel Iglesias), que falleció en la primera etapa; la apuesta por los exteriores (grabados en Mallorca, la Garrotxa y Toulouse) y la incorporación de actores. Como Paula Vélez, una niña de 10 años con un desparpajo que asombra: soltó, como quien no quiere la cosa, que cuando sus compañeros del colegio le hablan de su trabajo, les dice que «la envidia es muy mala». Y también Laia Costa, joven que sobresale desde el primer episodio y a la que Freixas define como un hallazgo «descomunal».

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