ENTREVISTA EN TELETODO

Jonathan Rhys Meyers: "Enrique VIII es el mejor rey que ha tenido Inglaterra"

Jonathan Rhys Meyers, en la portada de Teletodo.

Jonathan Rhys Meyers, en la portada de Teletodo. / periodico

PAZ MATA

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A Jonathan Rhys Meyers le hemos visto interpretar a un miembro del IRA (Michael Collins), a una estrella del glam rock (Velvet goldmine), a un vulnerable Elvis Presley (miniserie por la que recibió un Globo de Oro), a un volátil homosexual (B. Monkey), a un entrenador de fútbol (Quiero ser como Beckham), dándole la réplica a Tom Cruise (Misión imposible 3) y como un inmoral arribista (Match point). Lo que nunca hubiéramos imaginado es que su andrógina fisonomía, perfecta dentadura y atlético cuerpo pudiera recordarnos al obeso, barbudo y enfermo de gota Enrique VIII de Inglaterra, inmortalizado en los retratos de la época.

Pero si nos olvidamos de todos ellos y de las clásicas interpretaciones en el cine de Charles Laughton y Richard Burton, de las pelucas, las barbas pelirrojas y los pesados ropajes, y nos imaginamos al joven, atlético, seductor, ambicioso y fantástico rey que los productores deLos Tudornos hacen creer, entonces Meyers es perfecto para encarnar a esta versión del monarca inglés del siglo XVI, un hombre energético, atractivo, lujurioso, supermacho, siempre dispuesto a quitarse la camisa, ya sea para un combate de lucha libre con el rey de Francia como para retozar con su amante (Ana Bolena), y con una corte que más parece un circo de rock and roll. TVE-1, en principio, tiene previsto ofrecer la serie a partir del jueves, 15 (22.15), y Canal+ estrenará la cuarta temporada en otoño.

Aparte de su gusto por las mujeres (ha mantenido relaciones con actrices, modelos y herederas millonarias) Rhys Meyers posee algo en común con el personaje: una imperiosa presencia. "Enrique VIII fue el mejor rey que ha tenido Inglaterra --dice--, su corte era la meca del entretenimiento y la más influyente de Europa".

Teletodo, la revista de televisión de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, publica este sábado una entrevista con el actor, en la que habla de su papel en la serie Los Tudor. Estas son algunas de las preguntas que responde:

¿Qué ha aprendido del monarca que no supiera?

Según las fuentes que consultamos, Enrique era el príncipe más apuesto de la cristiandad, además de un excelente cazador, experto jinete, políglota, amante de las artes, la literatura y la arquitectura. Durante su reinado, diseñó más de 60 palacios y sus correspondientes jardines. La serie cubre sus primeros años en el trono, con lo cual tiene sentido presentar estas facetas del monarca, además de mostrarle como un tirano, misógino y aficionado a cortar cabezas.

Su físico, obviamente, no se asemeja al que estamos acostumbrados a ver en retratos de Enrique VIII. ¿En qué se basó para interpretar la personalidad del rey?

Me basé, principalmente, en el guión de Michael Hirst, con el cual tuve numerosas conversaciones para saber hasta dónde podíamos llevar nuestra interpretación, manteniéndonos fieles, lo más posible, a los datos históricos. Obviamente, no peso 150 kilos ni tengo una barba roja, por lo cual mi físico no ayudaba en ese sentido, así que tuve que imaginar lo que hubiera sido el comportamiento de un joven de 28 años, activo, vigoroso y al que se le ha otorgado poder absoluto sobre su país. No fue tan difícil como uno se imagina, fue un proceso muy divertido e interesante.

¿Por qué sigue fascinando este personaje cinco siglos más tarde?

Por todo el drama que rodeó a su vida. Un monarca que comienza su reinado cortando cabezas y pidiendo el divorcio de su esposa no es un rey cualquiera (risas). Es polémico, ambicioso, fascinante y muy inteligente, como prueba el que eligiera rodearse de gente como Tomás Moro y el cardenal Wosley. Su vida tomó un curso que resulta ser muy interesante desde el punto de vista cinematográfico y televisivo. Lo importante era hacerle atractivo para el público contemporáneo y en eso creo que Michael [Hirst] ha estado muy acertado. La intriga política era vital en esa época y lo sigue siendo hoy en día. La política no cambia, los humanos tampoco, lo único que cambia es la estética. Hoy utilizamos automóviles para nuestro transporte, mientras que en aquella época se usaban caballos y carruajes.