El aeropuerto de Castellón recibe el primer vuelo tras 4 años sin uso

Inaugurado sin permiso para operar en el 2011, justo antes de la campaña de las últimas elecciones generales, en las que el PP arrasó en la Comunidad Valenciana, el aeropuerto de Castellón recibió ayer su primer vuelo regular aún con dudas planeando sobre su gestión.

La llegada de los primeros aviones comerciales coincide con el último cuestionamiento a la infraestructura, esta vez desde Bruselas, ya que recientemente se conoció que la Comisión Europea ha abierto una investigación para saber si la fórmula elegida por el Gobierno de Alberto Fabra en el 2014 para dar operatividad al aeropuerto fue legal. La CE cree que el contrato entre Aerocas (empresa pública de la Generalitat y la Diputación de Castellón) y el grupo canadiense SNC-Lavalin para la explotación del aeropuerto podría constituir una ayuda ilegal. El acuerdo obliga al Gobierno valenciano a desembolsar 24,5 millones de euros a la empresa en los nueve primeros años de operaciones, de los que ya se han pagado 6,7 millones. Además, la firma compromete a la Generalitat a renunciar a cualquier ingreso hasta que el tráfico anual alcance los 1,2 millones de pasajeros. Y Lavalin cree que no llegará a esta cifra hasta el 2029.

El aeropuerto, ideado por Carlos Fabra en principio como proyecto privado para ser el «motor del turismo» en la provincia, ha costado de momento 170 millones a las arcas públicas. Y solo ha conseguido atraer a la compañía de bajo coste Ryanair, que comenzó a operar ayer desde Londres. Hoy iniciará vuelos a Bristol y espera llevar 30.000 pasajeros anuales a Castellón.

El nuevo presidente valenciano, Ximo Puig, ha aparcado la crítica feroz que ejerció en la oposición y ha explicado que el Consell se volcará ahora en hacer «rentable» el aeropuerto para la provincia de Castellón y en «rehacer la imagen colectiva de la comunidad».