Interferencias
Trayectos hacia la oscuridad
Juan Manuel Freire
Periodista
Periodista y crítico cultural.
JUAN MANUEL FREIRE
KATHARINE ISABELLE
La descubrimos en Sitges, hace ya demasiados años, como la chica lobo de Ginger snaps. Lo que parecía el comienzo de una gran carrera derivó en algunas malas elecciones (Freddy vs. Jason) y de Katharine poco más (bueno) se supo. Pero este año la hemos visto resurgir en American Mary, éxito sorpresa de la última edición del británico FrightFest y un título a descubrir de este Sitges (hoy pueden cazarla a las 23.00 h. en el Retiro). Terror corporal y guerra de sexos a cargo de las hermanas Soska, también conocidas, agárrense, como las Twisted Twins.
EL ENIGMA MIIKE
Llámenme caduco, viejuno o fan de Bresson, pero cada vez me parece más difícil seguir las películas de Takashi Miike. For love's sake ha causado -previsiblemente- algún ataque de epilepsia en festivales y Ace attorney, que se proyecta mañana en Sitges, parece difícil de seguir si antes no te has pasado el videojuego en que se basa, al parecer fielmente. Como fusión del lenguaje del videojuego con el cine, algo como Scott Pilgrim contra el mundo parecía notablemente más exitoso. Creo que no hablo solitariamente si pido a Miike otra ración del neoclasicismo gozoso de 13 asesinos.
VISIÓN SUBJETIVA
Este año pueden verse en Sitges al menos dos ejemplos de cine filmado desde dentro del ojo ajeno. Por un lado, el primer segmento de V/H/S, Amateur night, ese tour de force erótico-terrorífico de David Bruckner, que pasó por Sitges con The signal. Por otro, hoy sábado, la muy esperada Maniac, remake del video nasty (cinta de vídeo prohibida en Inglaterra) de William Lustig de 1980. Un inesperado Elijah Wood (Frodo, sí) hace de asesino fetichista en este título filmado en primera persona y con aparente estilización extrema. Maníaco, primera persona, estilización... Una cierta polémica parece casi servida.
MI VIDA EN LIMUSINA
Ni casas encantadas, ni cabañas en el bosque. Este año, «the place to be» en el género más o menos fantástico es la limusina. El misterioso héroe de Holy motors viaja en una de ellas en el curso de su jornada de trabajo, y la hace servir como tocador. No revelaremos cierto secreto de los coches de Carax, pero diremos que Pixar queda cerca. Después está la limusina hacia el fin de la noche -y el vacío del alma- de Cosmópolis, que veremos en Sitges el martes.
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