LA ENCRUCIJADA NACIONALISTA

Mas dice que el guion de Unió no choca con su hoja de ruta

Joana Ortega, Jordi Turull y Artur Mas, este miércoles, 3 de junio, en el Parlament.

Joana Ortega, Jordi Turull y Artur Mas, este miércoles, 3 de junio, en el Parlament.

XABIER BARRENA / BARCELONA

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Artur Mas ha aportado una nueva dosis de desconcierto al confuso panorama del soberanismo catalán. Con una CiU en estado de pre-implosión por el redactado de la pregunta ("complejo, pero claro", Ramon Espadaler 'dixit') de Unió a sus militantes y con una tensión en el grupo parlamentario no solo palpable sino confirmada por algunas fuentes, el 'president' fue más allá de lo que la lógica parecía aconsejar. Así, Mas no se frenó en el esperable 'el proceso de Unió es un asunto interno', ni que fuera para posponer su opinión en público hasta el 14 de junio, fecha de la consulta democristiana, sino que afirmó, en sede parlamentaria, que la pregunta planteada por la cúpula del socio minoritario de la federación "no contradice" la hoja de ruta firmada entre CDC y ERC.

Entra dentro de la lógica que los primeros puñetazos entre Convergència y Unió no vengan patrocinados por una pregunta parlamentaria de Miquel Iceta, líder del PSC y rival de los nacionalistas. No entra tanto en esa lógica que la aseveración del 'president' sorprendiera a propios y extraños, A los suyos, a los de Convergència, enfadados por lo que entienden que es un desafío de Josep Antoni Duran Lleida a Mas. A sus socios de ERC, con los que tiene un acuerdo de estabilidad parlamentaria basado en otro pacto, el del 27-S, cuyo otro pilar es una hoja de ruta que propone justo lo contrario, en algunos puntos, de lo que se propondrá a la militancia de democristiana. A los independentistas de Unió, que desde el martes por la tarde se están rasgando las vestiduras, en privado y en público, por entender que la pregunta de la dirección escurre el bulto y no afronta el tema de fondo, que no es otro que concurrir o no al 27-S como un partido alineado con CDC , ERC y la CUP en un el frente secesionista.

ICETA PREGUNTA

Quiso el líder socialista que Mas se pronunciara sobre tres aspectos concretos de la pregunta de Unió. En concreto, el respaldo al diálogo entre gobiernos, el respeto a la legalidad y la garantía de que en ningún caso, se decida lo que se decida, se saldrá de la Unión Europea. La primera respuesta de Mas sorprendió ya a unos cuantos: "Todo lo que usted indica, señor Iceta, ya venía incluido en la declaración de soberanía que este Parlament aprobó en enero del 2013". La que produjo la primera crisis del grupo parlamentario del PSC, en concreto.

El socialista, tras recalcar que entendía que Mas, si pudiera votar en la consulta interna de Unió, se decantaría por el 'sí', ahondó en la pregunta de los democristianos, en particular en el último punto, que hace referencia a la cohesión social. Tras afirmar que el 'president' adelantaba las elecciones por su fracaso al frente de la Generalitat, Iceta le recordó que CiU ha quedado borrada del mapa metropolitano. Fue ahí cuando Mas pronunció la frase que provocó arqueo de cejas, volteo de cabezas y miradas de estupefacción: "No hay nada en esa pregunta que contradiga ninguna hoja de ruta".

Cuesta imaginar (o no) la mueca con que, por ejemplo, el líder del sector independentista de Unió, Antoni Castellà, encajó las palabras del jefe del Ejecutivo catalán. Él, que horas antes se había pronunciado a favor de votar "un 'no' de protesta" el 14 de junio. Castellà afirmó en RAC-1 que, en contra de lo que después apuntó Mas, "si se vota 'sí' no se está aclarando la posición respecto a lo que quería decir el 9-N. Y un 'no' tampoco sabemos qué quiere decir. Solo quedan dos respuestas: un 'no' como enmienda a la totalidad o la convocatoria de un congreso".

Los pasillos del Parlament fueron un hervidero de periodistas buscando reacciones a la pregunta y a lo dicho por Mas. Convergentes y democristianos se dejaron ver poco, y los primeros prefirieron no meterse en camisa de once varas. En las filas democristianas se pudo ver, a mediodía, dos corrillos paralelos de reporteros atendiendo a sendos diputados de Unió. Ambos defendían con pasión posiciones contrapuestas.

ASUNTOS INTERNOS

¿Y Esquerra? En la primera trinchera de opinión la consigna es que la polémica es un asunto doblemente interno, de Unió y de CiU. Y que ERC va a lo suyo. "Los líos de CiU son de CiU, no del proceso", aseveró una fuente, preguntado por si el debate de la federación podía rebajar la pasión independentista. La insistencia tenía recompensa en forma de medias sonrisa y de frases como "es teatro. Es lo de siempre entre Convergència y Unió. Acabará con el típico 'sí pero no' de la federación al proceso independentista" .

Y preguntada esta fuente por si creía que la tormenta tenía más visos de cernirse sobre la relación entre CDC y UDC o enturbiar los lazos entre la federación y ERC, respondió: "Intentaremos ver cómo llueve". Traducción: no quieren dar pie a que la pugna les contamine.