El debate sobre la financiación

Mas lanza un guiño al PSC sin diluir el pacto fiscal

Los líderes de los partidos, con Artur Mas al fondo, junto al 'conseller' Andreu Mas-Colell y el portavoz Francesc Homs.

Los líderes de los partidos, con Artur Mas al fondo, junto al 'conseller' Andreu Mas-Colell y el portavoz Francesc Homs.

F. MASREAL / J. RICO R. JULVE
BARCELONA

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El baile del pacto fiscal sigue su lento y previsible camino hacia una solución en el último minuto antes de la votación. Mientras el hachazo de Mariano Rajoy al Estado del bienestar centra todos los debates y agita las calles, en el Palau de la Generalitat, elpresident,Artur Mas, convocó ayer otra vez a los partidos para discutir sobre la financiación. No hubo grandes avances. El Govern presentó un texto de dos páginas que mantiene el núcleo de sus criterios (en la línea del concierto económico), aunque incluye un leve guiño al PSC. Pero, según los presentes en la reunión, en las dos horas y media que duró la cita no hubo tiempo para debatirlo y la solución dependerá de las enmiendas que presenten los grupos.

Ningún cambio en lo esencial. La base de la propuesta del Govern sigue siendo una agencia tributaria catalana que recaude todos los impuestos de los catalanes. Solo añade que esta agencia podrá «colaborar y suscribir convenios» con la Administración tributaria del Estado. Nada nuevo porque las conclusiones parlamentarias suscritas por CiU, ICV-EUiA y ERC ya indicaban que la agencia catalana «debe colaborar» con la estatal, aunque algunos lo interpretaron como un gesto porque los nacionalistas aún no lo habían sacado a colación en las últimas semanas. El otro guiño es explicitar que los réditos que se desprendan del nuevo sistema de financiación se destinarán a políticas básicas del Estado del bienestar, entre otras.

Estos guiños descolocaron al PSC, que declinó opinar del documento hasta analizarlo a fondo. No obstante, fuentes socialistas juzgaron tibios los gestos del Ejecutivo e interpretaron que, pese a los retoques, la propuesta es un «concierto económico camuflado». Ahora bien, añadieron que no serán ellos quienes rompan la negociación. De ahí que el líder del partido, Pere Navarro, dejase abierta la puerta al diálogo, pese a lamentar que la propuesta del Govern «llega tarde». «Ahora empieza la negociación», aseveró, obviando que hace semanas que el Govern y el PSC mantienen encuentros informales en busca de un acuerdo.

EL MISMO ESCOLLO / En realidad, las negociaciones siguen encalladas en el mismo punto:la llave de la caja.CiU, ICV-EUiA y ERC abogan por un modelo propio, similar a la excepcionalidad que representa el concierto vasco y navarro, en el que la comunidad autónoma recauda todos los impuestos y transfiere al Estado una parte de los mismos por los servicios que presta la Administración central y en concepto de solidaridad. En cambio, el PSC cree que estos objetivos son un callejón sin salida y propone que la agencia catalana esté consorciada con la del Estado, pero teniendo Catalunya el «protagonismo» en la gestión de los impuestos y plena capacidad normativa para subirlos o bajarlos. Además de enmendar el documento de Mas, los socialistas reclamarán a CiU concreciones para saber si el consorcio cabe en su propuesta. El Govern ha dado de tiempo hasta el lunes para que los grupos le presenten las enmiendas.

El PSC también debe sortear una pequeña trampa. El tercer punto del texto establece que un grupo de trabajo «con capacidad decisoria» fijará un calendario común de actuación ante el Gobierno central y analizará la evolución de las negociaciones. Una especie de blindaje contra desmarques unilaterales como los vividos durante la gestación del Estatut, cuando el PSC apoyó enmiendas que laminaban la Carta aprobada por el Parlament, y cuando Mas negoció en solitario el texto en la Moncloa con José Luis Rodríguez Zapatero.

La trampa es que este grupo estará compuesto por el Govern y los partidos «que manifiesten su pleno apoyo a esta propuesta de resolución». Homs enfatizó la palabrapleno,insinuando que las fuerzas que solo voten una parte del documento no podrán formar parte de la comisión.

Otro ejemplo de que el PSC tiene difícil suscribir la propuesta de Mas es que ERC, erigida en guardiana del concierto, no abominó de ella. Los republicanos no perciben que el breve texto suponga abandonar la senda de la ambición soberanista. En otra inflamada rueda de prensa, que más bien pareció un mitin, el líder republicano, Oriol Junqueras, proclamó, por enésima vez, que si ERC avala el texto, es que será bueno para los intereses de los catalanes. Si hay rebajas, ERC no estará.

ELECCIONES ANTICIPADAS / El PPC defiende todo lo contrario. Su presidenta, Alicia Sánchez-Camacho, criticó el «inmovilismo» de Mas y no descartó presentar en el pleno del Parlament un texto alternativo con sus propuestas (modelo singular con solidaridad limitada pero sin Hacienda propia). A la vez, mantendría su abstención a la resolución del Govern, con lo que vendría a demostrar su rechazo al pacto fiscal que proponen los nacionalistas sin votar en contra. Camacho, además, fue la primera de unos cuantos miembros de la cumbre en asegurar que Mas había planteado celebrar elecciones anticipadas si su propuesta fracasaba en las negociaciones con el Gobierno central. Lo excepcional de la situación económica y social hizo también que varios portavoces tuvieran que admitir que, con todos los respetos al pacto fiscal, desatender la situación actual era casi ser un marciano. El portavoz del Govern, Francesc Homs, hilvanó ambos debates afirmando que los recortes de Rajoy perjudican a Catalunya y hacen más necesario que nunca el pacto fiscal. Y Navarro se descolgó reclamando otra cumbre, pero para discutir el tijeretazo del Gobierno del PP.