opinión
Profesores bajo control
Tomàs Navarro
Psicólogo. Se dedica a la psicología, la consultoría, la formación y la divulgación. Autor de 'Fortaleza emocional'
TOMÀS NAVARRO
Controlamos todo lo que es peligroso, o al menos eso es lo que pretendemos. Los pilotos de avión pasan controles psicológicos y físicos frecuentemente, los policías y militares también. Controlamos a los bomberos con pruebas exigentes. Controlamos a cargos directivos que tienen poder y a obreros que trabajan con materias peligrosas.
Controlamos a los deportistas para que no hagan trampas. Controlamos a empresas y entidades financieras. Controlamos lo que comemos y lo que respiramos, dónde vivimos y qué hacemos con los residuos.
Tenemos una cierta tendencia a controlar el peligro, pero solo controlamos el peligro evidente. La capacidad de influencia de un profesor es absolutamente increíble, por lo que el peligro que supone es terrible, cada día durante muchas horas a solas con los niños. Antes de entrar en detalles quiero expresar mi reconocimiento más sincero a todos los buenos y responsables profesores que ejercen su trabajo con vocación y respeto.
Ahora bien, quisiera compartir algunas reflexiones en voz alta. ¿Qué pasa con los alumnos de un profesor psicópata? ¿Qué pasa con los alumnos de un profesor resentido con la vida? ¿Y con los alumnos de un profesor amargado? ¿Qué pasa con los alumnos de un profesor maltratador?
Lo que pasa con los alumnos de un profesor pederasta lo estamos viviendo, pero creedme cuando os digo que no nos podemos ni imaginar lo que han sufrido estas pobres víctimas. Necesitamos revisar los protocolos de actuación en caso de abuso sexual pero necesitamos, también, revisar a las personas.
La capacidad de influencia de un profesor es demasiado elevada como para dejarla en manos del azar o de un director de escuela. Propongo que los profesores se sometan a un examen psicológico como mínimo una vez durante el el curso escolar.
Un profesor con pocos valores, enfadado por un cambio de curso no deseado, es capaz de torturar a sus alumnos para compensar su mal humor o para presionar a la dirección. Si pudiéramos cuantificar los problemas de autoestima ocasionados por profesores nos daría un síncope. Añade las etiquetas, las sentencias, los tu no vales para estudiar, las humillaciones, los abusos de poder, las burlas, el chantaje emocional y el desprecio.
Los malos profesores hacen mucho daño. Con un semestre basta. Quizás incluso con menos. Tenemos grandes, preparados, frescos y motivados profesionales esperando su oportunidad. Señores, señoras, empecemos a controlar la capacidad de influencia de los profesores para que sea constructiva. Señoras, señores, pido tolerancia cero con un mal profesor. Padres, madres, directores, profesores, jefes de estudio, jefazos y políticos, pido respeto absoluto por esos frágiles, vulnerables y sensibles seres pequeños que son los niños.
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