Gente corriente

Maite Torres: «Alguien debe quedar último, pero ¿dos años seguidos?»

Directora de fiestas de la calle de Puigmartí. Nació en Gràcia y adora el barrio; por eso le ha dolido tanto que fracasen sus decorados.

«Alguien debe quedar último, pero ¿dos años seguidos?»_MEDIA_2

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MAURICIO BERNAL

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Maite Torres nació en la calle de Puigmartí, vive en la calle de Puigmartí, trabaja hace 33 años en la calle de Puigmartí (es conserje) y es presidenta de la Comisión de Fiestas de la calle de, sí, Puigmartí. Todo lo cual, aparte de reiterativo, tiene por estos días más de un sentido: porque Puigmartí quedó última, la semana pasada, en el concurso de decoración de calles de Gràcia; por segundo año consecutivo. Dos años seguidos. Y Maite no entiende. Así que dice:

–Dos años últimos... duele.

También dice:

–Alguien tiene que quedar último, pero que te toque a ti... duele.

Y:

–El año pasado nos dijeron...

–Espere. ¿Quiénes les dijeron?

–Los del jurado. El año pasado, cuando quedamos últimos, les preguntamos qué habíamos hecho tan mal. Y nos dijeron que no habíamos puesto luces, por ejemplo, que habíamos reciclado muy poco y que habíamos escogido una decoración muy típica, una decoración que algunas calles ya habían usado en otras ediciones.

–¿Qué decoración era?

--Se llamabaLas viñas de Puigmartí. Era un viñedo. Había árboles por toda la calle, cada uno con sus racimos.

–Continuemos. Supongo que pusieron en práctica...

–Sí, claro. Pusimos luces, reciclamos, intentamos corregir los fallos. Pensamos: pongamos unos adornos que no se hayan hecho, o al menos que hace mucho nadie haya usado. Y nos inventamos esto,Imagina't, que es como una especie de invierno en verano. Nos pareció original. Y tampoco creemos que lo hayamos hecho tan mal, no en todo caso para quedar los últimos. ¡Otra vez últimos!

–¿Van a hablar con el jurado?

–No, esta vez no. ¿Para qué? Además, este año hay más calles que han expresado su malestar y me parece que en octubre va a haber una reunión en la que nos lo van a explicar todo. Ya sabe. Los criterios de la elección.

La cosecha de últimos lugares de estos dos años ha tenido lugar en un momento que ya era de por sí bastante crítico en Puigmartí. Porque Maite, que ostenta la presidencia de la comisión desde hace 10 años, estuvo hace tres a punto de tirar la toalla, harta del desinterés de sus vecinos: para vestir la calle se necesita gente. Y gente no son tres personas.

–Éramos tres haciendo los adornos, imagínese. Además, ese año, le estoy hablando del 2008, perdimos una parte de la subvención. Pues fue ahí, ahí cuando yo dije que no seguía. Y no es que yo todos los años no ponga mi cargo a disposición de la junta, que lo hago, cada año... Sí, cada año, pero nunca nadie quiere ponerse. Pues fue en ese momento, cuando yo amenacé con dejarlo, de verdad dejarlo, que los chavales de la calle se implicaron. Afortunadamente.

–Gafes, los muchachos.

–No, no, no diga eso. Todo lo contrario. Son chicos que han trabajado con entusiasmo, que han hecho un trabajo estupendo. Si no es por ellos igual ni estaríamos aquí. Pero es que esa es la paradoja: cuando mejor estábamos haciendo las cosas, o cuando mejor creíamos que las estábamos haciendo... dos años últimos. Sí, las otras calles también han mejorado, pero ¿dos años los últimos?

–Me cuentan que estaba muy tocada en la premiación.

–Pues sí. La verdad, yo abogo por volver al sistema anterior, que consistía en 10 calles con premio, y el resto, accésit. Así nadie quedaba último.

–Normalmente... Históricamente, mejor: ¿Cómo le iba a Puigmartí?

–Históricamente, para empezar, Puigmartí es de las pocas calles, junto con Llibertat, Progrés y Fraternitat... puede que me equivoque, pero creo que son las cuatro... de las pocas calles que nunca han dejado de hacer fiesta mayor. Y siempre quedábamos sextos, octavos, décimos... media tabla. Luego tuvimos la crisis de personal y empezamos a bajar.

–¿Cuánto tiempo le dedica usted a esto?

--¿Tiempo? Todo el año. Septiembre es el único mes muerto, pero en octubre ya nos reunimos para planear la decoración del año siguiente, y si en octubre estamos de acuerdo, en noviembre ya estamos trabajando. Los fines de semana, los días de fiesta, alguna noche... hasta junio. Y en junio, los que podemos, trabajamos por las tardes. A mí mi trabajo me lo permite, por ejemplo. Pero siempre se hace con ganas. Con cariño.

–Bueno, pues que haya más suerte el próximo año.

–Ya veremos. Los chavales están quemados, están tristes, dicen que no continúan. Yo les digo que es pronto para decidir. Ya veremos.