La Brunete mediática ante Catalunya

Ninguna sorpresa. El mismo medio de comunicación que durante años se ha empeñado en negar la evidencia de la autoría del brutal atentado de Atocha ha irrumpido en campaña de un modo que sería impensable en ningún país democrático de nuestro entorno: construyendo una pieza periodística de denuncia política a partir de un supuesto borrador de un informe supuestamente filtrado por una unidad de la policía que, al parecer, no tiene noticia del aludido borrador. El juez que debería conocerlo, tampoco. Sobre el papel en este triste asunto del ministro del ramo o, peor, del señorMontorosobran los comentarios. La maniobra política es lo suficientemente burda como para hacer inútil todo esfuerzo interpretativo para averiguar qué intención precisa la ha motivado. Eso sí, muy probablemente reforzará las expectativas electorales deMasy del electorado independentista. Demuestra un gran desconocimiento de la sociedad catalana.

Da la impresión de que tras años de repetir tópicos y falsedades sobre Catalunya, muchos políticos y creadores de opinión de Madrid han quedado atrapados en la telaraña de confusión retórica creada por ellos. Y ahora ya demuestran una sorprendente incapacidad para interpretar con un mínimo de precisión los movimientos políticos y sociales que redefinen la sociedad catalana. Y una de las cosas que no entienden es que, aunque el sentimiento nacional catalán tiene unas bases culturales y emotivas obvias, el ensanchamiento de las bases sociales del soberanismo se explica por un sentimiento de agravio económico que ya se ha instalado de manera transversal en la sociedad catalana. Y, peor, que las campañas de miedo y de difamación acaban de reforzar la idea de la necesidad de cortar nítidamente todo vínculo de dependencia con el poder político, cultural y mediático español.