EXPOSICIÓN CON MÁS DE 60 PIEZAS

La escultura viajera de Sergi Aguilar

Una muestra recorre en el Macba 40 años de la obra del artista

Sergi Aguilar, ante una de sus obras, en el Macba.

Sergi Aguilar, ante una de sus obras, en el Macba.

ANNA ABELLA / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

según el escultor Sergi Aguilar (Barcelona, 1946), «lo que nos fascina es la búsqueda de un horizonte que siempre está mudando, cuando no desapareciendo». De ello, porque «ofrecen caminos a seguir», son un ejemplo Via Laietana (1988), Punt de fuga (2013-2015) y Cara NNO (2015), las piezas que cierran Revers/Anvers. 1972-2015, la exposición que hasta el 31 de enero del 2016 recorre en el Macba sus 40 años de trayectoria. «Son puntos de fuga hacia los que miras, tú eliges el camino a seguir», afirma el artista, que puntualiza que no ha querido que la muestra se considere una retrospectiva o una antología. «Eso significaría cerrar miradas y aún estoy en forma como para tener que hacerlo».

Revers/Anvers, que reúne unas 60 obras, huye del relato cronológico para plantear un recorrido sinuoso en el que el escultor ha querido recrear en las salas del museo la atmósfera de su propio taller. Eso le ha llevado a trasladar ese espacio a través de varios bodegones de piezas de épocas distintas que se relacionan y conviven dispuestas azarosamente sobre mesas y soportes, algunos hechos expresamente para la muestra, creando composiciones inéditas.

El título de la exposición, la más amplia hasta ahora de su obra, remite a una frase del cineasta francés Jean-Luc Godard, de quien Aguilar se declara «gran fan»: Decía que si uno filma a alguien que quiere, es mejor empezar filmándolo de espaldas para no olvidar que todo tiene un reverso».

Materiales como el bronce, el latón, el mármol, el hierro, pero también el cartón y el contrachapado y elementos como las rampas, esqueletos de estructuras, planos, dibujos, fotos y vídeos, conviven en Revers/Anvers, donde son una constante dos conceptos básicos de su obra: la naturaleza y el territorio. Están en uno de sus trabajos más tempranos, Tronc, espai, terra, eina (1974), piezas de bronce y latón de formas esenciales que aúnan la idea de utensilio y el origen natural. «Surgió al encontrar unos troncos que los habitantes de Menorca utilizaban para fabricar herramientas», explica Aguilar, que cree que el aspecto constructivo debe estar conectado con lo vivo.

EL PAISAJE / En la muestra, con ecos del constructivismo, el minimalismo y el arte conceptual y en la que se siente la influencia de Constantin Brancusi y Julio González y el homenaje a Giovanni Anselmo y Blinky Palermo, el artista cubre su escultura con las ideas recurrentes de viaje, circulación, movimiento y paisaje. Elementos que centran obras como la gran estructura de acero Nord-Sud (1991) (la pieza más grande, porque Aguilar concede mucha importancia a «la escala humana, lo que es más abarcable»). Esta obra, que le evoca una pizarra donde anotar sus impresiones durante el viaje que hizo por el desierto del sur de Argelia, está acompañada en la misma sala de dos fotografías panorámicas en blanco y negro del 2005, surgidas de su visita a otro desierto, el de Libia.

El concepto de territorio queda patente en Entre viajes (2005-2009), un gran mural compuesto por 153 dibujos, que remiten a distintas geografías anónimas e indefinidas surgidas de dibujos, fotocopias, mapas, fotos, fichas.... «Es como un cuaderno de viaje que, como hace un escritor con sus escritos, se reescribe».

Aguilar quiso agradecer esta semana, en la presentación de Revers/Anvers, el trabajo como comisario de la muestra realizado por Valentín Roma, aunque este ha pedido que su nombre no figure en ella después de la polémica con el director del Macba, Bartomeu Marí, a raíz de la exposición La bestia y el soberano, que se saldó, entre otras, con su destitución como conservador jefe. «Cuando estalló la crisis la exposición estaba cerrada y está casi como la pensamos Valentín y yo. Viendo el espacio solo he abierto algunas claraboyas de la segunda planta para que entre la luz cenital», aclara el artista.