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Abraham Lincoln, cazador de vampiros Chocante enunciado

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Timur Bekmambetov

Siempre podremos elucubrar sobre cómo habría sido Abraham Lincoln, cazador de vampiros de haber estado dirigido por su productor, Tim Burton, en vez de por Timur Bekmambetov. Claro que si se tratara del Burton de Sombras tenebrosas,una comedia de terror con vampiros góticos, no saldría mejor parado que el Bekmambetov de Guardianes de la noche yGuardianes del día,su díptico sobre vampiros moscovitas.

Como en aquellos encontronazos de ficción orquestados por Nicholas Meyer entre Freud y Sherlock Holmes y H.G. Wells y Jack el Destripador, la película ofrece una trama rocambolesca en la que Lincoln, además de buen abogado y mejor presidente, resulta un temible cazador de vampiros. El contexto es el real (esclavitud, los primeros derechos civiles) pero el relato divaga por meandros imposibles en los que se presenta al decimosexto presidente estadounidense cual vigoroso cazavampiros de la Hammer Film y superhéroe antes de tiempo. Más allá de chocante enunciado, el filme poco aporta al género. QUIM CASAS