Mallorca llora la pérdida de Luis Salom

Multitudinario y sentido funeral en la catedral de Palma, que acoge a 3.000 personas

José Luis y María Antonia, padres del piloto fallecido, en el funeral de este miércoles en la catedral de Palma de Mallorca.

José Luis y María Antonia, padres del piloto fallecido, en el funeral de este miércoles en la catedral de Palma de Mallorca. / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / PALMA DE MALLORCA

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Impresionante. Inenarrable. Resulta imposible describir con palabras lo que fue anoche el funeral más espectacular, multitudinario y sentido que ha vivido Mallorca en las últimas décadas. Nadie recuerda una cosa igual en la isla. La despedida de Luis Salom, fallecido el pasado viernes en el Circuit de Catalunya a la edad de 24 añosCircuit de Catalunya, congregó en la catedral de Palma a todo el 'paddock' (hubo quien encontró a faltar al dios Valentino Rossi), a todas las autoridades de la isla, organizadores, federativos, pilotos y, mezclados entre ellos, Rafael Nadal y su novia Xisca, que saludaron entre lágrimas a Maria Horrach y Luis Salom, padres del piloto fallecido.

Fue una noche que empezó con sol. Una noche de luz, rugir de motos, brisa, olor a Mediterráneo e incienso. Una noche que congregó a 3.000 personas en la inmensa, iluminada y florida catedral de Palma donde, encabezados por el obispo Javier Salinas, más de una docena de sacerdotes y monaguillos oficiaron una hermosa y sentida despedida, que duró,exactamente una hora.

UNA CATEDRAL MUNDIALISTA

Allí estaban Jorge Lorenzo, los hermanos Marc y Àlex Márquez, Dani Pedrosa, Jorge Navarro, los hermanos Axel y Edgar Pons, Tito Rabat, Julito Simón, Maverick Viñales, Àlex Rins, Ana Carrasco, Sandro Cortese, los padres de los Márquez, Sito Pons, Jorge Martínez Aspar, Àlex Crivillé, Alberto Puig y Emilio Alzamora. El banco de las autoridades lo encabezaba la presidenta balear Francesca Armengol, el alcalde José Ila, Miguel Cardenal (secretario de Estado para el Deporte), Àngel Viladoms (presidente de la FEM), Carmelo Ezpeleta (CEO de Dorna), Ignacio Verneda (director de la FIM), así como Aman Barfull y Joan Fontserè, del Circuit de Catalunya.

El obispo Salinas recordó que Salom «era un deportista de raza, que aventuró su vida en este deporte arriesgado, pero con conciencia de lo que hacía». Salinas, que mostró en todo momento un tacto exquisito hacia la familia Salom, recordó que muertes prematuras como la de Luis «nos demuestran lo frágil que es la vida, que tan solo dura un soplo». El obispo de Palma recordó que Luis siempre rezaba un padre nuestro antes de la salida «pero no por él, no para ganar, sino por el bien de todos los pilotos que corrían con él».

MECHONES ENTRE LOS DEDOS

A las diez de la noche, una hora después de comenzado el multitudinario funeral en recuerdo de Luis Salom y mientras 600 motoristas calentaban motores en el Paseo Marítimo para honrar al piloto fallecido, Maria Horrach, madre de Luis, vestida totalmente de negro, se subió al pulpito y agradeció a los presentes las infinitas muestras de cariño recibidas. «No es un adiós –dijo Maria, que no se separaba de su hijo ni un metro ni un minuto durante los grandes premio –porque siempre estarás en nuestros corazones. Te queremos, Luis. ¡Sigue cabalgando a nuestro lado, Mexicano!».

Y la catedral ovacionó durante varios minutos a Maria, que apareció en el funeral con el pelo muy corto, casi al cepillo, pues el día antes se había cortado su frondosa e inmensa melena rizada para colocar todos sus mechones entre los dedos de su hijo en el féretro, pues no había nada más hermoso para Luis que jugar con los rizos de su madre.