Baile de sillas en la Boqueria
Los comerciantes que apostaron por la transformación de los pórticos en zona de degustación siguen pendientes de regularizar sus terrazas
La Boqueria es ahora otra zona caliente de terrazas, de regulación especial y vinculada a la Rambla, que aguarda su diagnóstico final, con notable confusión sobre las mesas y sillas que ostentan y las que deberían tener. Pero el conflicto en este núcleo tiene particularidades únicas y una serie de promesas que ahora parecen desvanecerse, se quejan sus operadores.
La historia se remonta al mandado anterior, cuando bajo la batuta de la concejala Mercè Homs se acordó enfilar una transformación del perímetro del concurrido mercado con un doble propósito: ponerlo al día urbanísticamente con la implicación de la iniciativa privada y descongestionar el centro del mercado como creciente zona gastronómica. El proyecto aspiraba a que el comprador recorriera el mercado, y el hambriento saciara el hambre en la zona porticada que lo rodea.
Durante meses se procedió a pulir y dar esplendor a la zona. Los viejos locales que ejercían de almacén se convirtieron en espacios gastronómicos y sus operadores asumieron parte de los arreglos de las fachadas, acondicionamiento y una serie de reglas del juego pactadas con el consistorio. A cambio, podrían tener zona de cata a la fresca, en forma de terrazas, ya que la mayoría de los locales son de pequeñas dimensiones. Un desarrollo completado con la reforma de la parte que da a la plaza de la Gardunya.
Pero el cambio de gobierno municipal y la eclosión de la ordenanza de terrazas genéricas y sus efectos colaterales ha frenado este proceso y ha obligado a replantearlo. Manuel Ruiz, presidente de la Asociación de Comerciantes Pórticos de la Boqueria, asegura que la proposición presentada por el equipo de Colau dista mucho de lo pactado anteriormente. Muchos empresarios no hubieran invertido de haber sabido que la oferta de mesas sería tan limitada, explica. De hecho, algunos aguardan la decisión municipal final para decidir si se quedan o no.
INSPECCIONES
Los comerciantes respondieron con otra contrapropuesta, con el doble de sillas que la oferta municipal. De momento, cunden los incumplimientos forzosos. Los propios operadores han tratado de ejercer cierto autocontrol para evitar que los excesos de unos perjudicaran al colectivo mientras se tramitaban las licencias. Pero la realidad es que a fecha de hoy solo contados locales cuentan con permiso de velador. El resto están en falso a falta de que se los concedan y sus sillas varían según los días.
En los últimos días se han producido inspecciones municipales y controels, cuyo resultado aún no se ha traducido en amonestaciones. No es la primera vez.
El ayuntamiento afirma que prepara una propuesta para discutir con empresarios y vecinos. Pretende "hacer compatible la actividad comercial del espacio con los usos del mercado y garantizar que los visitantes puedan disfrutar del patrimonio existente". Ruiz agrega que en la zona se ha creado mucho empleo solo para atender la zona de degustación, (12 jóvenes contratados en su caso), que no tendrá continuidad si el plan se desmonta.
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