Trump alaba a Sisi en la Casa Blanca pese a sus abusos contra los derechos humanos
El presidente de EEUU estrecha las relaciones con Egipto tras el distanciamiento que imperó durante el mandato de Obama
Ricardo Mir de Francia
Periodista
Especialista en política internacional y reportero. Fue corresponsal en Washington durante una década, donde cubrió las presidencias de Obama, Trump y los inicios de Biden. Antes estuvo otros seis años en Oriente Medio. Licenciado en Periodismo por la Pompeu Fabra y con estudios de posgrado en Derecho Internacional, se ocupa actualmente de la guerra en Ucrania. Interesado también en temas de investigación, geopolítica de la energía, cambio climático y economía.
RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON
Los días de 'toma el cheque pero que no te vean conmigo' han pasado a mejor vida: la sintonía entre Donald Trump y Abdelfatá al Sisi es pública, explícita y total. El presidente estadounidense ha recibido este lunes en la Casa Blanca a su homólogo egipcio, una visita que ha servido para escenificar la excelente relación entre ambos mandatarios pese al siniestro currículum en materia de derechos humanos del militar que tomó las riendas de Egipto en el 2013 con un golpe de wstado. “Está haciendo un trabajo fantástico en un contexto muy difícil”, ha dicho Trump frente a las cámaras antes de prometer todo su respaldo al gobierno de Sisi. Sus palabras entierran la frialdad y el distanciamiento que marcaron la actitud de Barack Obama hacia el régimen egipcio.
Obama llegó a congelar durante dos años la ayuda militar que Washington concede a Egipto desde que el país de los faraones firmara la paz con Israel en 1979, un castigo que adoptó después de que las fuerzas de Sisi mataran a más de 800 personas en el 2013 para sofocar las protestas islamistas en El Cairo que siguieron al derrocamiento del presidente islamista Mohamed Mursi, elegido democráticamente. Pero aquella medida punitiva fue pasajera porque en el 2015, la Administración de Obama reanudó las entregas de armamento sin que la situación de los derechos humanos hubiera mejorado. Como constatan los informes del Departamento de Estado, el régimen del exgeneral Sisi ha encarcelado a decenas de miles de opositores políticos, ha purgado a periodistas y practica tanto la tortura como las detenciones arbitrarias y las desapariciones.
ALIADO CONTRA EL ISLAMISMO
Nada de eso parece importarle a Trump, que ha encontrado en el líder egipcio a un aliado contra el islamismo, tanto radical como moderado, y un modelo para sus pulsiones más autoritarias. Tal y como hizo Sisi en Egipto, el presidente estadounidense se está planteando la ilegalización de los Hermanos Musulmanes, el buque insignia del islamismo político en el mundo, un movimiento de enorme implantación que renunció hace décadas a la violencia. “En EEUU y en mí tienes a un gran amigo y aliado”, le ha dicho Trump a Sisi durante la breve comparecencia ante los medios.
Trump no está solo en el blanqueo del régimen de Sisi. El que fuera ministro de Defensa de Hosni Mubarak fue recibido por la cúpula del poder político en España en el 2015 y dirigentes europeos como el ex primer ministro italiano Matteo Renzi llegaron a definirlo como “un gran estadista”.
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