La carrera hacia la Casa Blanca
1.237, el número mágico y endiablado para Trump
Idoya Noain
Corresponsal en EEUU
Corresponsal en Estados Unidos desde 2001.
IDOYA NOAIN / NUEVA YORK
En política muchas veces ganar no es solo cuestión de votos. Esa máxima que tan bien conocen en España quienes apoyan a fuerzas castigadas por la ley D'Hondt también se cumple en el complejo sistema electoral de Estados Unidos y en sus primarias. Y Donald Trump es su potencial última 'víctima'.
El magnate inmobiliario neoyorquino es desde hace tiempo el claro favorito para lograr la nominación del Partido Republicano y, matemáticamente, es el único con opciones reales de alcanzar los 1.237 delegados que le garantizarían ser coronado candidato en la convención conservadora de julio en Cleveland. A las primarias que cinco estados de la costa este han celebrado este martes llegaba, según las encuestas, con cómodas ventajas, suficientes para seguir aumentando la distancia con que los 844 delegados acumulados le separan de Ted Cruz (543 delegados) y John Kasich (148), ahora aliados a la desesperada. Pero las cosas no son tan sencillas como seguir sumando.
Para llegar a ese número tan mágico como este año endiablado de 1.237, Trump necesita ganar todas las citas que le quedan con el 57% de los votos, algo factible pero no fácil. Y para complicar las cosas, parte de los delegados que quedan en juego son los llamados 'unbound' o 'sueltos', que tienen libertad para votar a quien quieran en la convención, independientemente de quién haya ganado en su estado llevándoles a ellos hasta el Quicken Loans Arena. Ese tipo de delegado representa aproximadamente el 5% del total de 2.472 y es particularmente importante en Pensilvania, uno de los estados que vota este martes, donde son 54 de los 71 que se reparten.
Trump ya tiene problemas con estos delegados no comprometidos y en sondeos que han realizado distintos medios estadounidenses entre los 63 elegidos hasta ahora al menos 26 habían dicho que votarán a Cruz y solo uno ha confirmado su apoyo al 'outsider'. Pero, además, ese no es el único reto de Trump, que pasa apuros por otras particularidades del sistema.
CAMPAÑAS PARALELAS
Distintos estados eligen a los delegados sí obligados a votar por un candidato con distintos métodos (algunos se seleccionan directamente en las primarias, pero otros son nombrados por líderes del partido o en convenciones locales y estatales). Su obligación de voto se desvanece si ningún candidato es elegido en la primera votación en la convención y se abren otras rondas (algo que no se vive desde 1976). Por eso Trump, Cruz y Kasich están realizando dos campañas paralelas: la del voto directo y la de cortejo para colocar a delegados que puedan resultarles favorables en caso de convención abierta. Y en la segunda Cruz le está ganando a Trump.
No extraña que el empresario haya denunciado como "amañado" un sistema donde, salvo dar dinero, dice que se puede hacer lo que sea para "comprar delegados". E incluso para alguien como él, que dice que puede "jugar ese juego mejor que nadie" y ha hablado de montarles en sus aviones y llevarles a sus complejos hoteleros en Florida o en California, "está mal. Estás comprando elecciones".
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