REPERCUSIONES DEL DESCENSO DE UN PRODUCTO BÁSICO

La caída del crudo desinfla el valor de las petroleras hasta un 30%

Nicolás Maduro (izquierda), de visita oficial ayer en Riad para tratar la caída de los precios del crudo, junto al príncipe saudí Salman bin Abdelaziz.

Nicolás Maduro (izquierda), de visita oficial ayer en Riad para tratar la caída de los precios del crudo, junto al príncipe saudí Salman bin Abdelaziz.

AGUSTÍ SALA / BARCELONA

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La caída del precio del petróleo, que ha llegado a situarse por debajo de los 49 dólares, en niveles de hace casi seis años, ha arrastrado consigo a la cotización de las principales petroleras con descensos de hasta el 30%.De todas formas, el impacto es desigual y penaliza mucho más a las compañías con negocios más expuestos a países totalmente dependientes de las exportaciones de crudo, como Rusia o Venezuela; y a las más concentradas en la actividad de exploración y producción, como la canadiense Talisman, que ha caído en manos de la española Repsol. Los expertos no descartan más operaciones de compra y fusiones.

Con todo, ha surgido un nuevo tipo de riesgo que era totalmente imprevisto: «Hay compañías que plantearon inversiones en países más estables y con mayor seguridad jurídica, pero que requieren grandes inversiones y un barril de petróleo en torno a los 100 dólares por barril», explica Mariano Marzo, catedrático en la facultad de Geología de la Universitat de Barcelona (UB).

EL DOBLE DEL PRECIO ACTUAL

De hecho, el descenso del crudo deja en el aire inversiones por unos 900.000 millones de euros en proyectos petrolíferos que solo son rentables por encima de los 100 dólares por barril, en torno al doble de su precio actual, según un informe de Goldman Sachs.

El problema de fondo es que el mundo de la energía se encuentra en «un territorio inexplorado». En opinión de Marzo, «todo el mundo daba por hecho, desde gobiernos hasta instituciones y analistas, que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) tenía como objetivo prioritario mantener el petróleo entre los 95 y 100 dólares. Pero esta suposición se truncó tras la reunión del cártel, en la que dejó de actuar como tal, y, a instancias de su principal socio, Arabia Saudí, ha dejado la evolución de la cotización en manos del mercado». Al entender de este experto todo ello es «una de las grandes lecciones que hay que extraer» de la actual situación.

Arabia Saudí, el mayor exportador mundial, que tiene riqueza y réditos suficientes por sus inversiones en todo el mundo para soportar el desplome del precio, ha optado por una política a largo plazo de mantenimiento de cuota de mercado en vez de acordar recortes de la oferta para mantener un barril más caro. La postura de Arabia Saudí es diferente de la de socios de la OPEP como Venezuela Irán. La autoridades saudís recibieron ayer la visita oficial del presidente venezolano, Nicolás Maduro, quien el día anterior estuvo en Teherán, dentro de una gira para tratar la caída del crudo.

Las compañías petroleras que se embarcaron en proyectos de producción con un barril en el entorno de los 100 dólares (aguas profundas, zonas polares y otras) se han llevado ahora la sorpresa de que no les salen las cuentas. Eso, agrega Marzo, pone en riesgo el equivalente a un tercio de la producción mundial.

Las caídas en el valor de las petroleras varían entre la de más del 10% del gigante de EEUU Exxon Mobil, que tiene tanta liquidez y está tan diversificada que palía el impacto de la caída del barril; hasta el 30% de la angloholandesa Royal Dutch Shell, expuesta a proyectos calculados con un barril más caro.

No será extraño ver cómo las petroleras anuncian recortes de gastos y de plantilla al presentar sus cuentas en las próximas semanas. Eso estará vinculado al nivel de endeudamiento y de gasto, y a las estimaciones del barril de crudo con las que se calcularon los proyectos. Y todo combinado con el hecho de que la oferta no baja, ya que tanto Rusia como Irak, así como los productores de nuevos hidrocarburos obtenidos con fracking frackingo fracturación hidráulica en EEUU siguen vendiendo al precio que sea con una demanda global debilitada.

Y en este río revuelto, los especuladores aprovechan para comprar contratos con el barril por debajo de los 50 dólares porque estiman que a finales de año podría situarse entre los 60 y 70. Pero la verdad es que los costes de producción no se cubren para muchas compañías si no se alcanzan los 70 u 80 dólares, aseguran los expertos.