BARCELONEANDO
Barcelona no es ciudad para niños
Motos que queman, pasos de peatones que son muros, bicis incívicas en las aceras, pipis de perros..., pasear con renacuajos tiene un Saigón en cada esquina
Carlos Márquez Daniel
Periodista
Periodista especializado en Barcelona. En 'El Periódico' desde principios de siglo. Los últimos 15 años, dedicados a la información local: movilidad, urbanismo, infraestructuras, política municipal, barrios, área metropolitana y medio ambiente. Colaborador habitual en los programas de televisión 'Planta Baixa' (TV3) y 'Bàsics' (Betevé).
CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA
Suele decirse que el planeta no es una herencia de nuestros padres sino un préstamo de nuestros hijos. Esta reflexión contiene un almibarado sentido figurado que merece una prueba del algodón: pasear por las calles de Barcelona con varios niños para ver si este es realmente su mundo. Hagamos el test con tres renacuajos de dos, cuatro y seis años a los que llamaremos, respectivamente, Joan, Jordi y Xavi.
Hay que partir de la base de que los niños son pequeños humanos que se mueven por impulsos. Si ven un globo revoloteando por el carril central de la calle de Aragó, son capaces de abalanzarse sobre él porque, qué demonios, está hinchado y eso es algo que no pasa todos los días. Quede aquí la porción de responsabilidad que recae sobre ellos (el resto es toda de los adultos), sin olvidar que existen grados de 'asilvestramiento', desde el niño modelo Sandokan que trepa por los plátanos de la Diagonal hasta el que degusta las barritas Pescanova con cubiertos de pescado.
{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\u00bfPor qu\u00e9 hemos normalizado\u00a0","text":"que las mascotas vac\u00eden su vejiga donde les plazca?"}}
Joan saldrá sin cochecito para que la experiencia sea más intensa. Su primera reacción es cruzar la calle. Sin mirar. Es una plataforma única, pacificada y con preferencia para el peatón, pero ese detalle escapa a la mayoría de conductores, que no respetan el límite de velocidad, de 20 kilómetros por hora. El del volante mira mal, como pidiendo que La Haya revise esa custodia. Barrido hacia el lateral, el pequeño se pega a las fachadas, donde decide restregar su mano por todo lo que pilla, sea una pared grafiteada, un chicle seco o el candado de bici de alguien que ha privatizado una señal de tráfico.
'STOP ANG GO' SOBRE EL PIS
A los 10 minutos se detienen. Jordi y Xavi se sientan en la entrada de un comercio cerrado y en alquiler. Joan hace lo propio. Reposan en la esquina de la repisa. Bajo sus pies, y en algún momento en su culo, porque el manchurrón negro y pegajoso lo delata, un meado de perro. Porque en Barcelona se ha ganado (casi) la batalla de las cacas caninas mientras que la de la orina nadie se atreve a convocarla. ¿Por qué hemos normalizado que las mascotas vacíen sus vejigas donde les plazca?
Llegamos al Eixample donde casi el 100% de las motos están mal aparcadas. Estacionan en batería cuando, por el ancho de la acera, deberían hacerlo en paralelo a la calzada. Los tubos de escape quedan a la altura de los ojos de Joan y muy cerca de los de Jordi. Xavi también los tiene al alcance del brazo. Hacen ademán de querer tocarlas. Y como el tubarro brilla mucho, a por él. Cuando lo justo sería buscar al propietario y decirle que eso no debería estar ahí, quien recibe es el niño: "¡No-toques-eso-que-te-puedes-quemar!". Dicho así, en una sola palabra. Tampoco ayudan ciertos ciclistas que circulan por la acera. Los que con su incivismo mancillan todo el bien que hacen las bicis en Barcelona. No pueden superar los 10 Km/h ni pedalear junto a las fachadas ni pasar a menos de un metro de los peatones. No cumplen ninguna de esas normas, seguramente porque ni las conocen.
Los pasos de viandantes son trampas para niños. Muchos de ellos están pintados junto a contenedores de basura o reciclaje, anulando por completo la vista de lo que viene o está por venir por la calzada. Para los niños es una pared, y como tal, intentan franquearla. Mala idea. De nuevo hay que detenerles. El atropello: la gran obsesión de cualquier padre.
COSAS DE TODA LA VIDA
Cruzamos Aragó (no hay globos) y el semáforo no da para que un niño de dos años cruce a tiempo por su propio pie. Tampoco una pareja de ancianos logra superar el océano de asfalto. Cuando queda un 20% de recorrido, se pone rojo. El pequeño mira las luces de los coches, a su altura, en un inquietante ‘eye contact’. En la otra ladera, un volquete de turistas junto a la casa Batlló, pero ese es otro tema.
{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"El sem\u00e1foro de Arag\u00f3\u00a0","text":"no da tiempo a que un ni\u00f1o de dos a\u00f1os lo cruce. Los ancianos tampoco llegan"}}
De vuelta a casa nos detenemos en un parque para que corran. Una gran explanada está ocupada por una decena de perros sueltos a pesar de que tienen un pipicán en un lado del parque. Pipicán que está vacío, por cierto. Un agitado 'golden' sin correa se acerca a Joan. “No hace nada”, dice su dueño, una señora. Al recordarle que está prohibido que correteen por aquí, dice que lo ha hecho toda la vida. Irrefutable. Un dato curioso: En Barcelona hay más perros (149.000) que humanos menores de 11 años (137.000).
Termina el paseo. Claro que son los padres los encargados de cuidar de ellos y enseñarles a moverse por la ciudad. Pero ayudaría que el entorno fuera menos hostil. Envenenada hipoteca, la que nos dejan los niños.
- La persona más mayor del mundo, la catalana Maria Branyas, se convierte en la octava más longeva de la historia
- Víctor Dieste, profesor en el barrio de Sant Roc: 'Tenemos alumnado que no tiene informe de notas porque no viene lo suficiente
- La Policía Nacional advierte del “smishing”, la nueva forma de estafarte a través del móvil
- Fin a la ola de calor: las lluvias regarán Catalunya este domingo, con una veintena de comarcas en aviso por inundaciones
- La ola de calor trae precipitaciones: aviso por lluvias intensas en las comarcas de Lleida
- Tienes derecho a pedir la pensión por incapacidad permanente si sufres alguna de estas enfermedades
- El alimento más sano para tus riñones: tiene más potasio que el plátano
- De fiesta en un tardeo 'boomer': 'A las diez de la noche ya hay gente cazando, como antes a las 5 de la mañana