FESTIVAL AÉREO EXILIADO DE BARCELONA
La expulsada de la Mercè
Unas 75.000 personas toman el litoral de Mataró para disfrutar de la Festa al Cel
Los paraguas han vuelto a la playa de Varador, la mayor de Mataró, pero esta vez para protegerse del sol. Si el pasado año más de 60.000 personas desafiaron a la lluvia en el deslucido debut de la Festa al Cel en la capital del Maresme, el show que durante 21 años cerró la Mercè en Barcelona y que Fomento, que manda en El Prat, vetó en el 2013, ha atraído este domingo a 75.000 visitantes que han aguantado estoicamente el calor. Se ha saldado con buena nota, tanto por el contenido como por la organización, pese a que el municipio aspiraba a una cifra bastante más elevada que la del 2014.
La Festa al Cel se ha adelantado esta vez una semana para no coincidir con las elecciones, por lo que ha tenido paradójicamente como competidora de público a la Mercè. No obstante, una parte notable del gentío que ha llenado el litoral provenía del propio municipio y de localidades cercanas, como se ha podido comprobar en el trayecto del tren entre Mataró y Barcelona, un transporte que resultó eficaz con el aumento de convoyes por parte de Renfe.
Ha comenzado puntual, poco después de las 10.30, con la playa ocupada por miles de personas, muchas de ellas repetidoras del año anterior. Como el mataronense Lluís Albets, que ha confesado echar en falta que en su municipio se lleven a cabo más eventos y aplaue la acogida del espectáculo, y la vecina Mari Carmen Sánchez de Pablo, instalada desde las 9.30 horas para coger un buen sitio. «Es muy bueno para la ciudad porque deja dinero. Estoy disfrutando», explicaba tras una de las actuaciones que más le han gustado, la exhibición de un atronador F-18 que he hecho saltar más de una alarma de coche.
Precisamente vender Mataró es una de las intenciones confesas del municipio, que ha recibido a los visitantes invitándoles a través de megafonía a aprovechar la jornada para visitar enclaves que celebraban puertas abiertas, como la Nau Gaudí, la primera obra del genial arquitecto, o el museo de género de punto.
No obstante, la celebración también se ha llevado sus críticas por su coste. «Estamos en contra del enorme gasto que supone para el municipio», han lamentado las jóvenes Andrea Cascante y Diana Colomer, quienes, pese a ello, han visitado el show. En cifras, el consistorio ha desembolsado 425.000 de los 550.000 euros que ha costado, con una previsión de un impacto de un millón en el municipio.
Otra de las críticas desde sus orígenes es la presencia de aviones militares, aunque, con permiso de la estelar actuación de la patrulla acrobática Bravo 3 de Repsol con aviones Sukhoi 26, algunos de los mayores aplausos se los han llevado naves como el Harrier, el Chinook y la Patrulla Águila, que ha cerrdo su actuación sobre las 15.00 horas dibujando una bandera española que ha puesto a prueba el buen talante de un público que ha tenido oferta lúdica en la zona hasta bien entrada la tarde.
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