El enésimo récord de Messi

Por los siglos de los siglos

Messi posa para EL PERIÓDICO con una zamarra, un balón y unas botas de época de Alcántara.

Messi posa para EL PERIÓDICO con una zamarra, un balón y unas botas de época de Alcántara. / periodico

JOAN DOMÈNECH / Barcelona

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Lionel Andrés Messi Cuccitini  pretendía, cuando era un juvenil, que el mundo pudiera recordar su nombre. Lo ha conseguido sobradamente diez años después. Tal vez se conserve abreviado, pero el de Leo Messi es ya un nombre inolvidable, que quedará grabado por los siglos de los siglos. Sus gestas ya están protegidas en formatos imperecederos, eternos, para evitar la erosión de la memoria humana.

El nombre de Messi durará más que el de Paulino Alcántara. El goleador más célebre, por prolífico, de la historia del Barça ha permanecido como un referente durante 87 años. Nadie se acercó a registros propios de otro siglo, de la prehistoria futbolística. Hasta que llegó un delantero argentino, también propio de otro siglo, procedente como aquel de lejanos lares (Paulino nació en Filipinas, Leo en Argentina), para apearle del simbólico trono. Messi adelantó a Alcántara y le relegó a un futuro olvido, como paulatinamente, vertiginosamente, superó a los grandes prohombres de la historia azulgrana. Los más famosos y los más productivos: primero fue César Rodríguez, luego Pepe Samitier, finalmente Paulino Alcántara, héroes que traspasaron la barrera de los 300 goles.

Paulino por un rato

Respetuoso con el mito al que destronó con un triplete el domingo y elevar los 369 goles del primer Romperredes, hasta la cota los 371 (y subiendo), Messi homenajeó a Alcántara. De palabra - «es espectacular entrar en la historia de un club tan grande», dijo el domingo-, en su página de Facebook, con una ilustración que los reúne a los dos en una caricatura, y de obra. Con EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, testigo privilegiado de todas las gestas consumadas, y de una cita exclusiva con una estrella risueña.

En una sesión de fotos realizada en Sant Joan Despí, Leo se sintió Alcántara por unos instantes. Vistió la camiseta de la época, de algodón, calurosa, que le hizo volver a sudar tras el entrenamiento. Asió y miró con curiosidad las botas, que tal vez cuadriplicaban el peso de las suyas, incalculable la diferencia de elasticidad de ambos pares. Golpeó un balón de los años veinte, cosido con un cordel, quizá no redondo del todo, domándolo como ahora domina pelotas ultraligeras y escerificadas.

Messi honró a Paulino con un triplete el domingo (Alcántara se estrenó con tres goles el día de su debut ante el Català el 25 de febrero de 1912) y relanzó también el ánimo del Barça. En el mejor momento. En la antesala de la decisiva visita al Bernabéu, donde el equipo ventila gran parte de sus opciones a revalidar el título de Liga. Ante el gran rival.

Derribando mitos blancos

Preparado, enrachado corre Messi -lleva 12 goles en los últimos 9 partidos- para orillar al mito del Madrid, Alfredo Di Stéfano, con quien está empatado como máximo goleador (18) en los clásicos. Atrás se quedará la vieja leyenda argentina. Como las azulgranas, como las blancas. Messi ya superó a Raúl en la clasificación histórica de la Liga, y pronto le derrocará de la cúspide como máximo goleador europeo. La misma suerte correrá Hugo Sánchez, a un gol de distancia en el campeonato español, del mismo modo que Zarra (18 goles arriba) dejará ser el número uno antes de cumplir 60 años de reinado.

Reyes fueron todos. Rey solo hay uno. Venerado por el Camp Nou, a quien reverenció el propio Messi en una celebración más cálida de lo habitual, tal que quisiera abrazar a los miles de aficionados que asistieron a una tarde para la historia. Una más. Tan solo fue un punto y seguido. Otra pelota guardada en casa, enésimo tesoro. Son 371 goles y...