Conducta animal

Los peces castigan a sus crías cuando no colaboran en determinadas tareas (por ejemplo, la defensa del territorio)

El hallazgo sugiere que estos animales poseen habilidades sociales y cognitivas más avanzadas de lo que se pensaba hasta ahora

Ejemplares de Neolamprologus savoryi.

Ejemplares de Neolamprologus savoryi. / Universidad Metropolitana de Osaka

Ramón

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Si bien en la sociedad humana moderna la disciplina corporal hacia los niños es vista como perjudicial y poco efectiva, parece que ciertos peces no están de acuerdo con esta visión. Un estudio científico ha revelado que los peces utilizan el castigo físico para fomentar la cooperación de sus crías en tareas esenciales, como la defensa del territorio. Este descubrimiento sugiere que los peces poseen habilidades sociales y cognitivas mucho más avanzadas de lo que se pensaba hasta ahora.

La investigación se realizó con ejemplares de una especie de pez cíclido, el Neolamprologus savoryi. El estudio, publicado en la revista Animal Behaviour, destaca cómo esta especie de pez aplica el castigo para incentivar comportamientos cooperativos entre sus miembros, una práctica que hasta ahora se consideraba exclusiva de los vertebrados superiores, como los mamíferos y las aves.

Durante siglos, las sociedades humanas han utilizado el castigo como un medio para promover la cooperación y mantener el orden social. Sin embargo, esta nueva investigación demuestra que los humanos no son los únicos en utilizar tales estrategias.

Banco de Neolamprologus savoryi.

Banco de Neolamprologus savoryi. / Pixabay

El equipo, de la Universidad Metropolitana de Osaka (Japón), centró su investigación en el Neolamprologus savoryi, por su comportamiento de reproducción cooperativa. En este sistema, los individuos subordinados, o ayudantes, colaboran con los reproductores dominantes en tareas como la defensa del territorio contra intrusos y el mantenimiento del refugio de reproducción.

Reconsiderar la noción de ‘inteligencia’

Mediante la observación de estos peces en un entorno de laboratorio controlado, los investigadores pudieron manipular y medir los efectos del castigo en el comportamiento de ayuda. Los resultados del estudio fueron reveladores. Se observó que los reproductores dominantes atacaban físicamente a los ayudantes inactivos, incluidos sus propios descendientes, para incitarlos a participar en actividades cooperativas.

Aquellos ayudantes que experimentaron agresiones por parte de los reproductores dominantes mostraron un aumento significativo en sus esfuerzos por colaborar posteriormente. Por el contrario, los ayudantes que ya participaban activamente en tareas cooperativas lograron evitar esos ataques.

"Nuestro estudio demostró que los animales no humanos también utilizan el castigo para promover comportamientos cooperativos entre los miembros del grupo", afirma Satoshi Awata, autor principal del estudio. Este hallazgo sugiere que el castigo es una herramienta utilizada por muchas especies para mantener la cooperación y el orden social, rompiendo con la idea de que esta práctica es exclusiva de los vertebrados superiores.

Neolamprologus savoryi.

Neolamprologus savoryi. / Agencias

La investigación realizada por Awata y su equipo contribuye significativamente a la comprensión de la evolución del comportamiento cooperativo y los mecanismos que los animales emplean para mantenerlo.

"Nuestros hallazgos revelan que los peces, al igual que los humanos, emplean capacidades cognitivas avanzadas para sostener sus sociedades. Esto nos obliga a reconsiderar la noción de ‘inteligencia’ no solo en los peces, sino en todo el reino animal", destaca Awata.

La agresión es efectiva

Los investigadores observaron que los ejemplares dominantes aumentaban su agresión hacia los ayudantes a quienes se les impedía colaborar, y que estos ayudantes incrementaban sus esfuerzos de ayuda en respuesta al castigo recibido. Este patrón sugiere que la agresión por parte de los criadores dominantes funciona efectivamente como un castigo que promueve la cooperación.

En el laboratorio, los investigadores pudieron observar y manipular el comportamiento de los ayudantes inactivos de Neolamprologus savoryi, y comprobaron que los dominantes castigaban a estos ayudantes cuando no colaboraban.

Los dominantes aumentaban su agresión hacia los ayudantes inactivos después de dos horas de aislamiento en el tanque, y los ayudantes atacados posteriormente incrementaban su participación en la defensa del territorio. Este comportamiento indica que la agresión de los criadores es efectiva.

Además, los investigadores encontraron que no se producía agresión por parte de los dominantes cuando los ayudantes realizaban conductas de ayuda de manera preventiva.

Banco de peces.

Banco de peces. / Pixabay

Curiosamente, los criadores dominantes también castigaban a sus propias crías cuando estas permanecían inactivas, lo que sugiere que el castigo parental puede facilitar las conductas de ayuda entre los parientes.

Estos hallazgos tienen importantes implicaciones para la comprensión de cómo se mantiene la cooperación en las sociedades animales. El uso del castigo para promover la cooperación sugiere que los peces, y potencialmente otras especies animales, poseen mecanismos sociales y cognitivos mucho más complejos de lo que se había pensado anteriormente.

Informe de referencia: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0003347224000691

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