ENTREVISTA | Javier Bustamante. Vicedirector de la Estación Biológica de Doñana

“En Doñana estamos llegando a descensos del 90% en poblaciones de aves”

"Hay que eliminar todo el uso de agua subterránea que no sea esencial”, opina el experto

Javier Bustamante

Javier Bustamante / CSIC

Joan Lluís Ferrer

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La situación de las aves (y la fauna en general) en Doñana no había sido nunca tan mala. El número de aves acuáticas que ha invernado este año en el parque nacional ha caído un 60% respecto al año pasado y un 80% respecto a 2021. Son caídas tremendas que el vicedirector de la Estación Biológica de Doñana cree que aún pueden ir a más, en vista de los pronósticos climáticos y meteorológicos para los próximos años. La única solución, afirma, es dejar de extraer agua del acuífero subterráneo.

-¿Hasta dónde llega actualmente la bajada de las poblaciones de aves en Doñana?

-Llevamos unos años con precipitaciones por debajo de la media, en situación de sequía. Las poblaciones de aves acuáticas en Doñana han bajado mucho. Se ve sobre todo en las cifras de aves invernantes. Doñana ha sido siempre un lugar de invernada para muchas especies europeas de aves acuáticas, como patos y gansos. Estamos en valores muy por debajo de los que había hace una década. En los últimos años hemos llegado a cifras de tan solo un 10% de los valores máximos que había en otros momentos. Sería un declive de casi un 90%.

"Hemos pasado de 80.000 gansos invernando en 2005 a tan solo 4.000 ejemplares en 2024"

-No estamos hablando de unas cuantas especies, sino de una situación bastante generalizada…

-Sí, por ejemplo, el ganso común: es una de las especies más emblemáticas de Doñana y en los ochenta y hasta 2005 había 80.000 ejemplares invernando en Doñana. Ahora las cifras son muy bajas: 30.000 gansos en 2021 y luego bajó a 10.000 en 2023 y a 4.000 en este último año. En el caso del ganso hay que tener en cuenta que influyen otros factores, no solo la sequía. Es una especie que cada vez inverna más hacia el norte, por el cambio climático, donde tiene mejores condiciones. El caso es que Doñana no reúne condiciones para la invernada.

Javier Bustamante, en plena marisma

Javier Bustamante, en plena marisma / CSIC

-Y también hay problemas con rapaces muy importantes, que tienen bajadas muy destacadas.

-El águila imperial ibérica, por ejemplo, es una especie amenazada. Aunque, en general, en la Península Ibérica, en los últimos años las poblaciones han aumentado, en el caso de Doñana siguen teniendo niveles de población bastante bajos. En este caso no depende tanto del agua o las precipitaciones, sino de la abundancia del conejo, que es su presa básica, que se mantiene en niveles muy bajos.

-Estos descensos ¿son resultado de una situación coyuntural o bien es algo estructural, que irá a más en el futuro?

-Hay varios factores y todos ellos, de alguna manera, apuntan a cambios estructurales. Por una parte, estamos en un contexto de cambio climático, en el que las previsiones son de aumento de las temperaturas y disminución de precipitaciones. Si uno mira modelos regionalizados para la zona de Andalucía, predicen disminución de entre un 10% y un 40% de las precipitaciones, con lo cual vamos hacia un escenario de menos agua. Y en un humedal, esto supone un hábitat más degradado para las aves acuáticas. Por otro lado, estamos en un escenario de extracción de agua para la agricultura, y eso hace que los humedales que dependen de las aguas subterráneas estén afectados. No es que solo haya menos recarga, sino que además hay una extracción muy superior a lo que admite el acuífero. Todo ello lleva a situaciones que son estructurales. En algunas no tenemos mucha capacidad de maniobra, como es el cambio climático, y en otras, como la gestión del agua en agricultura, donde sí hay más capacidad para hacer cosas.

"Los modelos climáticos predicen para Andalucía una reducción de las precipitaciones de entre el 10% y el 40% en los próximos años"

-Y en cuanto a estas políticas en las que sí hay más margen de maniobra, como los regadíos y los usos turísticos, ¿hay posibilidad de revertir la situación?

-Los políticos están últimamente intentando hacer una mejor gestión del agua. De momento es más bien una declaración de intenciones, mientras siga habiendo extracciones ilegales, que además son difíciles de cuantificar, por el mismo hecho de ser ilegales. Pero incluso las extracciones legales perjudican al acuífero. La solución sería comprar los derechos del agua para evitar que se sigua extrayendo.

Regadíos en Doñana

Regadíos en Doñana / WWF

-Hubo mucha polémica con la ley que iba a legalizar los regadíos ilegales. ¿Se ha evaporado ya esta amenaza para siempre?

-En principio, el proyecto de ley no ha salido adelante. Hay un marco de actuación para Doñana en el que el Ministerio ha puesto dinero para mejorar la situación y realizar las obras de infraestructura que se necesitan tanto para llevar agua a los lugares donde se demanda (poblaciones, regadíos ilegales…) y no seguir tirando de agua subterránea. Son proyectos que llevará unos años ver si realmente son efectivos.

-Lo cierto es que, en vista de las previsiones que está explicando sobre descensos de lluvias, subida de temperaturas, etcétera, el futuro para Doñana no es nada halagüeño…

-Por una parte, tenemos un escenario de cambio climático que no podemos esperar que vaya a cambiar a corto plazo. Y, además, las poblaciones de aves, y de animales en general, en Doñana tardarían en responder. Los daños que se le han ido causando al ecosistema a lo largo de años tardarán un tiempo equivalente en recuperarse.

"La medida más urgente es eliminar todo el uso de agua subterránea que no sea realmente esencial"

-Si hubiera que dar un receta rápida y sencilla para frenar o revertir esta situación, ¿qué elementos tendría? ¿Qué medidas urgentes habría que tomar?

La medida más urgente es eliminar todo el uso de agua subterránea que no sea realmente esencial.

-Pero esto tendría un impacto sobre la industria turística, los regadíos y otros usos…

Tendría un impacto socioeconómico, eso no se puede negar. Eso supone que habría que tomar medidas para reducir ese impacto. De hecho, el marco de actuación que ha puesto en marcha el Ministerio pretende, con inversión económica, reducir la extracción de agua en el acuífero y, por otro, compensar los efectos que esa reducción de extracciones puede tener.

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