Saturación

También Alaska impone límites a los grandes cruceros: su capital se ahoga entre turistas

Juneau tiene 23.000 habitantes, pero el año pasado recibió 1,65 millones de viajeros en estos barcos

Cruceros en el puerto de Juneau, capital de Alaska

Cruceros en el puerto de Juneau, capital de Alaska / wikipedia

Joan Lluís Ferrer

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La preocupación por los impactos que causan los cruceros, tanto desde el punto de vista medioambiental como social, se extiende a cada vez más puertos en todo el planeta. Además de Venecia o Palma de Mallorca, que ya han aplicado restricciones, otros enclaves tan aparentemente alejados de esta problemática, como es la capital de Alaska, han decidido también poner freno a estos gigantes del mar.

Juneau es una ciudad que tiene una población de apenas 32.000 personas, pero que el año pasado recibió nada menos que 1,65 millones de pasajeros a bordo de los cruceros que llegan a su puerto, lo que representó un aumento récord del 23% respecto al máximo anterior.

La ciudad, una antigua aldea de buscadores de oro, está cerca de un inmenso glaciar y en sus aguas pueden observarse ballenas jorobadas, lo que está convirtiendo a este enclave en un destino turístico cada vez más solicitado.

Cubierta de un crucero turístico en Alaska

Cubierta de un crucero turístico en Alaska / tripsavvvy

Aunque esta situación permite cuantiosos ingresos económicos a las empresas locales, lo cierto es que la población está cada vez más harta del ruido que genera tan ingente cantidad de visitantes, la masificación de calles y senderos aledaños, así como los impactos ecológicos que todo ello supone.

Según informa de The Guardian, para buscar un equilibrio entre los ingresos económicos y el bienestar de la población, los responsables de la ciudad han decidido limitar las llegadas diarias de pasajeros de cruceros a un máximo de 16.000 personas de domingo a viernes y a 12.000 los sábados. Hace pocos días se firmó un acuerdo con la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros en Alaska en este sentido.

“No tenemos espacios para el crecimiento de los cruceros con nuestra infraestructura actual y hemos negociado los límites diarios de pasajeros para reducir nuestros días de mayor actividad”, afirmó a The Guardian la gerente de Turismo de Juneau, Alexandra Pierce.

Voces críticas con el acuerdo

Sin embargo, no todos en Juneau están satisfechos. Karla Hart, una residente que desde hace años lucha contra la masificación de cruceros que sufre su ciudad, afirma que incluso con estos números máximos de turistas que ha decidido el Ayuntamiento, pueden seguir superándose récords de viajeros. La idea era “mantener el número o reducirlo de alguna manera, pero ahora tenemos un acuerdo negociado que, si se hacen los cálculos, nos permitiría tener 2,5 millones de pasajeros de crucero”, frente a los 1,65 millones del año pasado, afirma Hart al mismo medio de comunicación.

Cruceros en la capital de Alaska

Cruceros en la capital de Alaska / Alamy

La industria de los cruceros no para de crecer. Después del parón de la pandemia, el sector sigue construyendo barcos cada vez más grandes, hasta el punto de que el mayor fletado hasta la fecha, el Icon of the Seas, puede transportar a más de 7.000 viajeros y tiene una altura de 20 cubiertas sobre el nivel del mar.

Sin embargo, los límites no parecen haberse detenido aquí, porque los expertos auguran que el tamaño de estos gigantescos barcos todavía crecerá más en el futuro, al objeto de maximizar el beneficio económico que supone la fabricación de buques tan grandes, pues reducen los costes.

En España, Palma de Mallorca ha reducido el número máximo de cruceros que pueden atracar simultáneamente en su puerto, mientras que la alcaldesa de Valencia ha anunciado su intención de prohibir directamente los ‘megacruceros’, es decir, aquellos barcos especialmente grandes, en línea con las restricciones impuestas ya en Venecia, otra ciudad que sufrió los perjuicios de esta masificación.

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