Peligro desconocido

Alerta científica: el lanzamiento masivo de satélites Starlink amenaza gravemente la capa de ozono

La reentrada de sus restos libera grandes cantidades de aluminio que interactúan con la atmósfera

Los satélites Starlink amenazan la capa de ozono

Los satélites Starlink amenazan la capa de ozono / Space X

Joan Lluís Ferrer

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Las constelaciones de satélites Starlink que Elon Musk y Space X están lanzando al espacio no solo perturban el trabajo de los astrónomos y llenan de chatarra espacial la órbita terrestre, sino que ponen en serio peligro la capa de ozono, justo cuando está recuperándose de los estragos sufridos décadas atrás. Así lo ha descubierto un grupo de científicos que han lanzado la voz de alarma sobre lo rápido que puede deteriorarse esta capa de la atmósfera debido al masivo lanzamiento de satélites y su posterior reentrada.

Cuando los satélites viejos caen a la atmósfera de la Tierra y se queman, dejan pequeñas partículas de óxido de aluminio, que corroen la capa protectora de ozono de la Tierra. Una investigación que acaba hacerse pública desvela que estos óxidos se han multiplicado por ocho entre 2016 y 2022 y seguirán acumulándose a medida que se dispare el número de satélites en órbita terrestre baja.

El Protocolo de Montreal de 1987 reguló con éxito los gases CFC, que dañan la capa de ozono, para proteger esta parte de la atmósfera, y se redujo el agujero de ozono sobre la Antártida hasta el punto de que se confía en recuperarlo totalmente en cincuenta años. Pero el crecimiento inesperado de los óxidos de aluminio podría dar al traste con esta recuperación.

Batería de satélites Starlink, listos para ser lanzados

Batería de satélites Starlink, listos para ser lanzados / Space X

De los 8.100 objetos en órbita terrestre baja, 6.000 son satélites Starlink lanzados en los últimos años. La demanda de cobertura global de Internet está impulsando un rápido aumento de los lanzamientos de enjambres de satélites de comunicaciones. SpaceX es el principal responsable de esta situación, pues tiene permiso para lanzar otros 12.000 satélites, aunque hay hasta 42.000 previstos. Amazon y otras empresas de todo el mundo también están planeando constelaciones que van desde 3.000 a 13.000 satélites, dijeron los autores del estudio.

“Los satélites de Internet en órbita terrestre baja tienen una vida corta, de unos cinco años. Luego, las empresas deben lanzar satélites de reemplazo para mantener el servicio de Internet, continuando un ciclo de obsolescencia planificada y contaminación no planificada”, afirma José P. Ferreira, de la Universidad del Sur de California, Los Ángeles (EEUU), autor principal.

La reacción que destruye el ozono

Los óxidos de aluminio provocan reacciones químicas que destruyen el ozono estratosférico, el cual protege la Tierra frente a la dañina radiación ultravioleta. Los óxidos no reaccionan químicamente con las moléculas de ozono, sino que desencadenan reacciones destructivas entre el ozono y el cloro que agotan la capa de ozono. Debido a que los óxidos de aluminio no son consumidos por estas reacciones químicas, pueden continuar destruyendo molécula tras molécula de ozono durante décadas a medida que descienden a través de la estratosfera.

Satélites en órbita

Satélites en órbita / Space X

Sin embargo, todavía se ha prestado poca atención a los contaminantes que se forman cuando los satélites caen a la atmósfera superior y se queman. Los estudios anteriores sobre la contaminación de los satélites se centraron en gran medida en las consecuencias de impulsar un vehículo de lanzamiento al espacio, como la liberación de combustible para cohetes. El nuevo estudio, realizado por un equipo de investigación de la Escuela de Ingeniería Viterbi de la Universidad del Sur de California, es la primera estimación realista del alcance de esta contaminación de larga duración en la atmósfera superior, dijeron los autores.

"Sólo en los últimos años la gente ha empezado a pensar que esto puede convertirse en un problema", dijo Joseph Wang, investigador en astronáutica de la Universidad del Sur de California y autor correspondiente del nuevo estudio. "Fuimos uno de los primeros equipos en analizar cuáles podrían ser las implicaciones de estos hechos".

Más aluminio en la atmósfera

Debido a que es imposible recopilar datos de una nave espacial que se está quemando, estudios anteriores utilizaron análisis de micrometeoroides para estimar la contaminación potencial. Pero los micrometeoroides contienen muy poco aluminio, el metal que constituye entre el 15% y el 40% de la masa de la mayoría de los satélites, por lo que estas estimaciones no se aplicaron bien a los nuevos satélites "enjambre".

Para obtener una imagen más precisa de la contaminación causada por el reingreso de satélites, los investigadores modelaron la composición química y los enlaces dentro de los materiales de los satélites a medida que interactúan a niveles moleculares y atómicos.

Cuando se completen todos los lanzamientos previstos, se liberarán 360 toneladas métricas de óxidos de aluminio por año a la atmósfera, un aumento del 646% con respecto a los niveles naturales.

En 2022, los satélites que reingresaron aumentaron el aluminio en la atmósfera en un 29,5% por encima de los niveles naturales, encontraron los investigadores. El modelo evidenció que un satélite típico de 250 kilogramos con un 30% de su masa de aluminio generará alrededor de 30 kilogramos de nanopartículas de óxido de aluminio (de 1 a 100 nanómetros de tamaño) durante su reentrada. La mayoría de estas partículas se crean en la mesosfera, entre 50 y 85 kilómetros sobre la superficie de la Tierra.

Luego, el equipo calculó que, basándose en el tamaño de las partículas, los óxidos de aluminio tardarían hasta 30 años en descender a altitudes estratosféricas, donde se encuentra el 90% del ozono de la Tierra.

Los investigadores estimaron que cuando se completen las constelaciones de satélites actualmente planeadas, cada año, 912 toneladas métricas de aluminio caerán a la Tierra. Esto liberará alrededor de 360 toneladas métricas de óxidos de aluminio por año a la atmósfera, un aumento del 646% con respecto a los niveles naturales.

Estudio de referencia: https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1029/2024GL109280

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