Cetáceos

¿Llegaremos a hablar con los cachalotes? La ciencia da un paso decisivo

Los científicos logran identificar los principales elementos que componen el ‘alfabético fonético’ de estos animales

Importante paso la comprensión del lenguaje de los cachalotes

Importante paso la comprensión del lenguaje de los cachalotes / Pinterest

Joan Lluís Ferrer

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¿Es posible llegar a comunicarse con los cachalotes? Puede parecer algo descabellado, pero lentamente la ciencia avanza hacia esa meta. Se sabe que los cachalotes (Physeter macrocephalus) se comunican entre sí, y ahora, una nueva investigación ha dado un gran paso en la comprensión de la estructura de sus vocalizaciones. Tras estudiar miles de sonidos emitidos por esta especie, los investigadores han descubierto una especie de “alfabeto fonético de los cachalotes” que va incorporado en sus características cadenas de sonidos ‘clic’.

Este hallazgo desvela que estos cetáceos tienen un sistema de comunicación mucho más complejo de lo que se creía. De hecho, los estudios realizados desde hace más de un siglo sobre animales e insectos ya han descartado la idea de que solo los humanos poseen un sistema para comunicarse entre sí.

Las ráfagas de chasquidos que emiten los cachalotes bajo el agua y que son conocidas como codas tienen distintas variedades y forman los componentes básicos del habla, del mismo modo que el lenguaje humano surge de los distintos sonidos vocales que combinamos para formar palabras y frases.

El cachalote se comunica mediante breves chasquidos

El cachalote se comunica mediante breves chasquidos / Amanda Cotton

Los elementos de su lenguaje

Los cachalotes son capaces de articular unos 300 tipos de codas, que difieren en duración, ritmo y tempo, y a veces añaden un clic extra. Los científicos se centraron en comprender las variaciones en la estructura de estas codas y descubrieron que estas codas podían combinarse de diferentes maneras, con los conceptos musicales de rubato y ornamentación, así como con ritmo y tempo. Se vio que estas cuatro clasificaciones se combinaban de multitud de maneras diferentes, creando muchas codas distinguibles de las vocalizaciones de estos animales. Esto les ayudó a desarrollar lo que han denominado un “alfabeto fonético de cachalote”.

Los investigadores describen su descubrimiento en un estudio publicado estos días en la revista Nature Communications. “La matización más importante es que aún no sabemos si una coda es una palabra, una frase o una vocal o consonante individual”, afirma Jacob Andreas, profesor asociado de Ingeniería Eléctrica e Informática en el MIT y uno de los autores del nuevo estudio.

Sistema bioacústico del cachalote

Sistema bioacústico del cachalote / Nature

En lo que están centrados ahora los científicos es en “averiguar de qué están hablando realmente, cómo funciona este sistema de comunicación y qué significan las cosas”, para lo cual buscan relacionar los sonidos específicos que emiten estos animales con el comportamiento que presentan en cada momento. “Y eso es algo en lo que estamos trabajando activamente ahora”.

Robert Seyfarth, profesor emérito de psicología de la Universidad de Pensilvania que no participó en la investigación, calificó el estudio de novedoso e importante. “También es un logro tecnológico, porque estudiar la comunicación de las ballenas plantea problemas que no surgen cuando se estudian especies terrestres que son fáciles de observar”, dijo.

Fuertes chasquidos

Los cachalotes no cantan como las ballenas jorobadas. Hacen chasquidos para detectar a sus presas y para comunicarse mediante sus labios fónicos, órganos compuestos de grasa y tejido conjuntivo situados en la abertura de la nariz. Los labios fónicos se abren muy brevemente y vuelven a juntarse, creando un fuerte chasquido que se amplifica dentro del complejo nasal.

Los chasquidos de los cachalotes alcanzan el equivalente a unos 170 decibelios en el océano, tan fuerte como un disparo de escopeta. Los sonidos superiores a 120 decibelios pueden causar daños inmediatos en el oído humano, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Cuando recorren el océano, los cachalotes se sumergen más de 1.000 metros bajo la superficie en busca de calamares y otras presas. “Salen a la superficie 45 minutos más tarde y no se sabe por dónde van a salir”, explica Gasper Begus, profesor adjunto de Lingüística de la Universidad de California en Berkeley. Begus trabaja con la organización sin ánimo de lucro Proyecto CETI, que desempeñó un papel decisivo en la investigación, pero no participó en el estudio de Nature Communications.

Imagen de un cachalote

Imagen de un cachalote / Pinterest

Pese a las dificultades que entraña esta situación, los investigadores del Proyecto CETI han estado siguiendo una comunidad de unos 60 cachalotes en el este del Mar Caribe, cerca de la isla de Dominica. El personal que iba a bordo de las lanchas debían acercarse a los cachalotes lo suficiente como para colocarles un dispositivo de grabación mediante largas varillas de plástico.

Para realizar este estudio, científicos del Proyecto CETI, el MIT y el Proyecto Cachalote de Dominica utilizaron algoritmos para agrupar las codas de cachalote que se habían grabado. Encontraron 18 ritmos diferentes, cinco tempos y dos tipos distintos de chasquidos adicionales, que denominan ornamentos.

“Estos ornamentos se producen en momentos críticos del intercambio. Muchas veces, cuando se produce un adorno, otra ballena se une a la conversación o esta termina”, explica Pratyusha Sharma, otra de las autoras del trabajo y estudiante de postgrado en el Laboratorio de Informática e Inteligencia Artificial del MIT.

Además, los investigadores también encontraron tres tipos distintos de lo que llaman rubato, que es un ligero cambio en la duración de las codas. Planean utilizar su análisis para producir herramientas que puedan emplearse en el aprendizaje automático.

Estudio de referencia: https://www.nature.com/articles/s41467-024-47221-8

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