¿Riesgo de extinción?

Las altas temperaturas del mar causan una mortandad de esponjas en la costa catalana

El Mediterráneo en peligro por el incremento de la temperatura

Esponjas muertas y desprendidas de la roca, acumuladas en el fondo marino, fotografiadas en la zona de Ses Illetes de Tossa de Mar el 23 de octubre.

Esponjas muertas y desprendidas de la roca, acumuladas en el fondo marino, fotografiadas en la zona de Ses Illetes de Tossa de Mar el 23 de octubre. / MARC MARCÈ

M. M.

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La mayor parte de los ejemplares de una de las esponjas más comunes y abundantes de la costa catalana, la Ircinia fasciculata, han muerto durante las últimas semanas en puntos de la costa de Girona, un fenómeno que se podría estar produciendo en el conjunto del país. De momento ha sido documentado en la Costa Brava, y los expertos lo atribuyen a las temperaturas extraordinariamente altas que el mar ha registrado este verano.

La muerte en masa de las Ircinia fasciculata, una especie que vive en poca profundidad y que es muy visible en todo el litoral, ha podido ser constatada durante las últimas semanas por cualquier observador que se haya fijado en las marcas blancas en las rocas y en la presencia de ejemplares muertos en el fondo. Quien lo ha documentado más sistemáticamente cuando menos en Catalunya, es el grupo de Observadors de Mar, un colectivo que tiene voluntarios especialmente en la zona del Cabo de Creus, pero también en Colera y en Tossa, y que ya tuvo un papel relevante en la localización de las pocas nácares que se han encontrado vivas en la costa del Empordà. El grupo funciona coordinado por un proyecto conjunto del Instituto de Ciencias de Mar, el CEAB y el CSIC.

Marcas dejadas por las esponjas desprendidas en Tossa de Mar.

Marcas dejadas por las esponjas desprendidas en Tossa de Mar. / MARC MARCÈ

El primer voluntario que dio el aviso que las Ircinia fasciculata presentaban las marcas blanquecinas características de una infección fue Eduard Marquès, que detectó los primeros ejemplares afectados a finales de agosto en Roses, en la zona de la Almadraba. La progresión fue muy rápida. El 20 de septiembre, de un recuento de 25 ejemplares en la misma zona, 15 ya estaban muertas o enfermas. El 22 de octubre, de un recuento de 28, solo quedaban 4 aparentemente sanas. El 27 de octubre las que no habían muerto estaban todas afectadas, la gran mayoría gravemente.

En el otro extremo de la costa de Girona, el observador del grupo en Tossa de Mar localizó 156 esponjas en la zona de Ses Ileltes el día 2 de octubre, de las cuales 121 estaban afectadas y 35 parecían sanas. En el mismo tramo, el día 15 de octubre localizó solo 23 ejemplares, de los cuales solo 6 estaban aparentemente sanos. Las esponjas que faltaban del primer recuento estaban en tierra, acumuladas por docenas contra las rocas, que presentaban las características marcas blancas que dejan las esponjas cuando mueren y se desprenden.

Los datos todavía son insuficientes, pero se puede apuntar que la mortalidad supera el 80% en los primeros metros de profundidad, donde son más abundantes. A más profundidad también están afectadas, pero los observadores no han hecho recuento. A pesar de que no consta que haya otros recuentos en el litoral mediterráneo, los expertos consideran que lo más probable es que el fenómeno se esté produciendo por todas partes, sobre todo en las zonas donde la temperatura del mar ha sido más alta.

Un caso parecido fue estudiado en Catalunya en 2008 y 2009

Los entendidos deducen que este caso es como otros anteriores y, en particular, como uno de 2008 y 2009 que sí fue estudiado en Catalunya. En 2009, por ejemplo, se documentaron mortalidades superiores al 80% en puntos de todo el Mediterráneo, y no fueron afectadas solo las Ircinia fasciculata, sino también otras especies. En Catalunya se estudió la incidencia en Tossa y en las islas Medes. Creen que no se puede considerar extraordinario que una subida anómala de las temperaturas genere una gran pérdida de ejemplares, pero los alarma que estos episodios sean cada vez más frecuentes y temen que la capacidad de regeneración natural no sea suficiente para evitar la desaparición a medio plazo de las especies afectadas.

Proceso de infección de una esponja (paso 1).

Proceso de infección de una esponja (paso 1). / MARC MARCÈ

Proceso de infección de una esponja (paso 2).

Proceso de infección de una esponja (paso 2). / EDUARD MARQUÈS

Proceso de infección de una esponja (paso 3).

Proceso de infección de una esponja (paso 3). / EDUARD MARQUÈS

Proceso de infección de una esponja (paso 4).

Proceso de infección de una esponja (paso 4). / EDUARD MARQUÈS

Los científicos Maria Jesús Uriz, Emma Cebrian, Joaquim Garrabou y Enric Ballesteros, de la Universitat de Girona, el Centro de Estudios Avanzados de Blanes- CSIC, y el Instituto de Ciencias de Mar-CSIC, estudiaron a fondo la mortandad de 2008 y 2009 en varios puntos del Mediterráneo, y llegaron a la conclusión de que la causa desencadenante había sido el impacto de las temperaturas anormalmente elevadas sobre la población de cianobacteris.

La muerte empieza por la desaparición de los cianobacteris

Según el estudio de 2009, fue letal que la temperatura se mantuviera muy alta no solo en la superficie, sino hasta una profundidad importante, y durante un periodo prolongado de tiempo, más allá del pico del verano. El mantenimiento de temperaturas muy altas en toda la columna de agua se produce cuando, a una temperatura ambiental tórrida, se añade un periodo largo de mar en calma que impide la renovación que se produce cuando el oleaje lleva agua más fría de la zona profunda hacia la capa más superficial. Esto es el que ha pasado también este verano, con temperaturas de más de 27 grados mantenidas durante muchos días y poco oleaje.

En aquel estudio, publicado en 2011, pudieron comprobar que la esponja más afectada fue la Ircinia fasciculata por el efecto que la temperatura tiene sobre los cianobacteris que viven en simbiosis con este invertebrado. Un cianobacteri es un organismo microscópico a medio camino entre una bacteria y una alga que vive de la fotosíntesis y que produce más de la mitad del oxígeno que hay en los océanos. Su papel en el equilibrio planetario es determinante. Con lo Ircinia fasciculata forman una simbiosis tan estrecha que, en algunos ejemplares, la bacteria aporta la mitad de la masa del animal. Cuando la temperatura interfiere en la capacidad de la bacteria para hacer fotosíntesis, muere y deja libre una parte del tejido, cosa que debilita también la esponja. En la zona abandonada se puede situar cualquier otro tipo de microorganismo invasor oportunista que se esparce por el cuerpo del invertebrado y, finalmente, puede acabar matándolo.

El trabajo de los investigadores citados no es concluyente sobre qué tipo de bacteria sería el invasor, ni sobre qué papel tiene en la muerte final de la esponja. Consideran que el animal acaba muriendo por la suma de todo.

«No sabemos qué efecto tendrá sobre el ecosistema, pero tendrá»

Maria Jesús Uriz, una de las autoras del trabajo, investigadora en el Centro de Estudios Avanzados de Blanes y una pionera de la investigación en biología marina en el Estado, explica que la muerte de todos estos ejemplares no tiene por qué suponer la desaparición de la especie a la zona, porque estos episodios son conocidos y forman parte de la normalidad, pero que si se producen cada vez más a menudo este animal invertebrado no tendrá capacidad para recuperarse. Otros, tampoco.

Sobre el efecto que la ausencia de la Ircinia fasciculata puede tener en el conjunto del ecosistema, afirma que «la desaparición de una especie siempre tiene efectos secundarios sobre otros, seguro. En este caso, no sabemos exactamente cuáles son, pero lo acabaremos viendo. Por ejemplo, hay nudibranquis que se alimentan de estas esponjas, y esto dificultará su supervivencia.»

Otro de los autores del estudio, Joaquim Garrabou, investigador del Instituto de Ciencias de Mar, considera que este episodio de mortalidad se tiene que enmarcar en los efectos que las temperaturas extremas de este verano han tenido en el conjunto del ecosistema. Remarca que también ha habido reducciones muy importantes de gorgònia blanca y roja, coral rojo y Cladocora caespitosa; otras esponjas como Cacospongia scalaris, Ircinia oros, Sarcotragus spinosulus y Petrosia ficiformis; briozous como la Pentapora fascialis; moluscos como Spondylus gaederopus y Lithophaga lithophaga, y algas calcáreas como Mesophyllum expansum.

Garrabou, que admite y lamenta que las causas concretas de todos estos fenómenos no se estudiarán con detalle porque no hay recursos para hacerlo, considera muy importante entender que algunas de las bacterias que conviven con nosotros en el mar ven alterado su comportamiento a causa de las temperaturas extremas, y que esta modificación los puede convertir en patógenos que causen infecciones exactamente igual que lo harían organismos invasores procedentes del Atlántico o del mar Roig. «Si buscáramos patógenos en los organismos que están muriendo, seguro que encontraríamos», remarca el científico. Y como Iosune Uriz concluye que el que hacen temibles estos episodios es que, si el calentamiento global hace que temperaturas extremas como las de este año se repitan a menudo, las mortandades se convertirán en extinciones.