Contaminación odorífera

Reducen en un 80% la concentración del principal causante de malos olores de la planta de residuos de Mataró

Maresme Circular ha aplicado un método para mitigar el olor a huevo podrido que causa el ácido sulfhídrico de la materia orgánica en descomposición

Una norma pionera permitirá a los municipios de Barcelona regular y multar malos olores

Centre Integral de Valorització de Residus del Maresme

Centre Integral de Valorització de Residus del Maresme / MARESME CIRCULAR / MARGA CRUZ

Gerardo Santos

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El Consorci de Residus del Maresme, a través de su marca Maresme Circular, asegura que ha conseguido reducir en un 80% la concentración de ácido sulfhídrico (H2S), "el mayor causante de malos olores" de la materia orgánica en descomposición que gestiona la planta de tratamiento de residuos de Mataró, el llamado Centro Integral de Valorización de Residuos del Maresme.

Según explican, el método utilizado para conseguir tal reducción se basa en la aplicación de óxidos de hierro naturales en la nave de biometanización. El ente comunica que el coste de la solución es, por un lado, de 40.000 euros, "correspondientes a la adquisición de un sistema de dosificación automático de los óxidos de hierro". A esto hay que sumar 75.000 euros anuales "en concepto de las 160 toneladas de óxidos de hierro que se estima que se necesitarán cada año".

Además, explica Maresme Circular en un comunicado, "la intensidad de olor de la planta todavía podría reducirse más" después de la puesta en marcha, el pasado mes de abril, "de una prueba piloto de un sistema de desodorización en la nave de biometanización". Un equipo dispersa de forma nebulizada y a través de unas cañerías situadas a gran altura un agente inhibidor de olores compuesto de esencias vegetales naturales dentro de la nave. Actualmente, se están midiendo los valores de concentración de unidades de olor para valorar los resultados de este sistema.

El Centro Integral de Valorización de Residuos del Maresme trata cada año 100.000 toneladas de materia orgánica proveniente de la 'fracción resto' del Maresme y el Vallès Oriental. Una vez separados, estos residuos orgánicos se tratan mediante el proceso de digestión anaeróbica y son transformados en biogás. Durante este proceso, la materia orgánica genera ácido sulfhídrico, un gas incoloro e inflamable que huele a huevos podridos.