Mataró vuelve a 'cerrar' por la noche una plaza conflictiva por problemas de convivencia

Mataró lleva desde el año 2019 limitando el uso público por la noche de la plaza Joan XXIII, en el socialmente complejísimo barrio de Rocafonda, donde ni "centenares" de actuaciones y vigilancias policiales, en palabras del propio Ayuntamiento de Mataró, han logrado sofocar las molestias que los vecinos de la zona denuncian desde hace años.

Ha vuelto a ocurrir. Este agosto de 2023, la concejala de Seguridad de Mataró, Núria Moreno (PSC), ha vuelto a decretar el 'cierre' nocturno del citado enclave local, basado en una "limitación del uso del espacio público" entre las 23:00 h y las 8:00 h, con la correspondiente señalización al respecto.

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Según el decreto municipal que lo prescribe, dicha medida por ahora está prevista hasta el 30 de septiembre del año 2025, cuando se cumplirán ni más ni menos que seis años desde que empezara a limitarse la actividad en la conflictiva plaza.

Pese a que el decreto municipal que lo reglamenta no da detalles de qué comportamientos específicos justifican la medida, fuentes conocedoras de la zona aluden a botellones y escándalos hasta altas horas de la mañana, escenario que solivianta al vecindario de la zona.

Esas mismas fuentes aseguran que los efectos de la señalización municipal son "muy limitados" y que, de hecho, pese al tiempo que lleva limitado el uso allí, "las molestias siguen siendo una constante".

3.470 acciones policiales por molestias

Las molestias producidas por personas son la "principal queja de la ciudadanía en relación a la convivencia y el uso del espacio público" en Mataró, según el consistorio. La administración local cifra en 3.470 las acciones de la Policía local en relación a ese tipo de incidencias, el 70% de las cuales se producen a partir de las 22:30 h.

En genérico, el Ayuntamiento considera molestias el ruido, los gritos, las conversaciones en voz alta, peleas, música o el consumo de alcohol en el espacio público.

El el caso específico de la plaza Joan XXIII, el consistorio asegura que la problemática ha sido abordada con la intervención de agentes de convivencia, serenos, reuniones y diálogos vecinales, y con la "intervención transversal" de todos los servicios municipales con competencias en materia de espacio público, convivencia y policía.

No obstante, contextualiza la administración local, la configuración urbanística de la plaza, la intensidad de uso y la proximidad de las viviendas "hacen que las molestias generadas al vecindario sean difícilmente evitables y la intervención de los servicios municipales insuficiente; por lo tanto, ha de completarse con medidas adicionales relativas a la regulación de los propios usos del espacio público", concluye.

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