Clases de eficiencia energética

¿Quién enseña a ahorrar? A veces solo la propia necesidad. Frío y calor no entienden de aprietos económicos. La falta de empleo, enfermedades, o simplemente no contar con suficiente dinero para poder llegar a fin de mes han hecho de los recibos de luz y gas la peor correspondencia en muchas casas. Pero existen medidas que ayudan a compaginar vulnerabilidad y sostenibilidad económica que, de paso, es también ambiental.

En su deseo de pasar ese mensaje a todos los hogares susceptibles de esas dificultades, la Fundació Naturgy pensó en crear una escuela, la Escuela de Energía. Y pensó también en valerse de las entidades que están a diario en contacto con las familias más vulnerables como puente entre sus conocimientos como compañía especializada en energía y el bolsillo familiar. Junto a la Fundació L’Esperança, que se bate contra la pobreza en el distrito de Ciutat Vella, iniciaron un camino interesante. Prepararon a los trabajadores sociales que tratan directamente con los usuarios y sus dificultades para asesorarles. “Desde Naturgy suplimos la carencia de conocimiento de los trabajadores sociales con una escuela ambulante”, declara Ester Sevilla, la responsable de Proyectos Sociales e Internacional de la Fundación Naturgy.

Sus formadores se desplazan a ayuntamientos, consejos comarcales o sedes de oenegés para impartir talleres en los que explican medidas y herramientas de eficiencia  energética. El objetivo es llegar a empoderar al cliente final para que sea él mismo quien optimice su factura implementando todo cuanto se les enseña que en sus manos está. Jesús Moix se encarga de ello. Viaja de un lugar a otro impartiendo talleres de eficiencia energética. “Lo ideal es que vengan con sus facturas reales”, dice. “Y regresan a casa con deberes para aplicar en casa. Juntos identificamos puntos de mejora, vemos si pueden acogerse al bono social y los requisitos para solicitarlo”, afirma. “Desde Naturgy aportamos nuestro grano de arena en el aprendizaje del ahorro, cooperamos con los servicios sociales de las entidades. Al final, la solución está en manos de todos”, concluye Moix.

Aprendizaje grupal

En el Ayuntamiento de Vilanova i la Geltrú, la pobreza energética era ya un campo  de atención social. “La optimización de la contratación era el punto de mayor ahorro, tanto en agua, luz y gas”, explica la trabajadora social del consistorio del Garraf Arantza Rodríguez. Ella se ocupa de implementar nuevos proyectos y trabajo en red, como el espacio de asesoría que crearon para ayudar a la gente a salvar obstáculos, tanto de información, como de procesos a seguir para reducir su factura energética. Montan los llamados GES (Grups d’Estalvi en Subministrament), y buscando a un experto

El obejtivo es empoderar al cliente final para que él mismo optimice su factura al aplicar todo lo aprendido

para dar ese asesoramiento, dieron con la Escuela de Energía de Naturgy. Ahora, cada 15 días, un formador de la escuela itinerante acude al municipio a dar una sesión. Qué es el bono social, cómo funciona el mercado energético y qué medidas de eficiencia energética podemos aplicar desde ahora mismo en casa con sencillos gestos son conceptos que se trabajan. “Todos son espejo de todos, y se establece una dinámica grupal muy enriquecedora”, afirma Rodríguez. “Desde el consistorio, se ha ayudado a muchas familias a hacer frente a sus recibos energéticos para evitar el corte de suministro. Ahora el compromiso de ellas en su ahorro que aprenden en esas sesiones es el mejor retorno que pueden aportar”:

Desde mediados del 2017, cuando se puso en marcha la Escuela de Energía, ya han sido formadas ya entorno a las 10.000 personas para impartir talleres. “Siempre guiando hacia el cambio real, incrementando el confort pese a la vulnerabilidad, con pequeños cambios de hábitos”, expresa Ester Sevilla.